Magíster en Literatura
Poesía II
Lucía Norambuena Marambio
CONSTRUCCIÓN DE UN
ESPACIO ONÍRICO Y DE EXILIO EN LOS POEMAS “X” y “XXII” DEL POEMARIO ANIQUIRONA DE WINSTON MORALES CHAVARRO
Lucía Norambuena Marambio
Profesora de castellano y Magíster en
Literatura
Universidad de Playa Ancha
Chile
Resumen
En 1998 Winston
Morales publica su primer poemario titulado Aniquirona,
el cual nos presenta un mundo idílico que bordea lo paradisíaco, donde hombre y
natura se aúnan para crear un espacio poético denominado Schuaima. Es allí
donde el sujeto poético juega con el imaginario del lector dejándolo en la
expectativa de no saber si ese sitio es real o es parte de un sueño que tiene
el hablante y del cual no quiere despertar, para no tener contacto con la vida
cotidiana cargada de hastío y ruidos. Es así como, además, se identifica un
exilio albergado por el sujeto que lo invade en este espacio tan extraño y
misterioso.
Palabras
claves: Exilio- Onírico-Schuaima- Winston Morales
Chavarro.
El ser humano,
desde que se constituye como civilización a través del sedentarismo, ha
manifestado la necesidad de pertenecer a un lugar. Por lo mismo, verse obligado
a dejarlo, ya sea real o simbólicamente, generará lo que es considerado como
desarraigo, cuyo concepto implica extinguir por completo una idea o una
costumbre enraizada en la vida de las personas, o bien, implica un proceso en
el cual se crea un cuestionamiento por parte de los seres humanos para dejar la
concepción pasada y retomar una nueva visión del mundo. El desarraigo tiene
relación con el concepto de exilio, debido a que ambos generan una ruptura
biográfica. Luis Pradenas en su texto Exilios,
el hombre bicéfalo afirma que el exilio “supone enfrentar una situación de
´crisis´, en la que cada persona es confrontada al desafío de reconstruir su
sistema de creencias y el conjunto de sus modelos de conducta,
´condicionamiento mental´ heredado de sus pertenencias sociales y culturales” (2006:24).
De acuerdo con lo expuesto se puede establecer una similitud en la percepción
que tiene un individuo al enfrentar un exilio o un desarraigo, pero no
refiriéndose a ambos conceptos como un modo territorial, sino como un abandono
personal que guarda relación con las creencias o los valores adquiridas en la
vida y que en otra etapa se despojan a modo de criterio personal.
El presente
trabajo analizará el espacio poético denominado Schuaima como un lugar de
exilio y con características oníricas en los poemas “X” y “XXII” del poemario Aniquirona de Winston Morales Chavarro publicado
en 1998, que se justificará con los planteamientos teóricos de Sigmund Freud y Marina
Gasparini. Se identificarán dichos conceptos por la necesidad del sujeto
poético de no abandonar el espacio de idilio que representa un exilio como
elección de él y definido por las múltiples características oníricas que
representa Schuaima.
Para sustentar el
posterior análisis de los poemas descritos, es necesario referirnos a lo
planteado por Gasparini con respecto a la temática del exilio. La estudiosa
afirma que este “es un viaje sin retorno. No se regresa al lugar que abrió la
geografía del extrañamiento en nosotros. Cambia la tierra de la que nos
alejamos, cambiamos también nosotros” (27: 2011). Sin duda, el exilio implica
un alejamiento del lugar de origen en el cual nos abren un portal territorial
del que, finalmente, no queremos volver porque al hacerlo, nada de lo que se
deja será igual, ni lo tangible, ni las personas.
Con respecto a lo
anterior, la teórica plantea que “La persona que fuimos no es la misma que un
día cualquiera deambula de nuevo por las calles de nuestros recuerdos” (28). Es
así como la idea del retorno se marchita, debido a que todos los
acontecimientos vividos en el lugar de origen se tornan parte del pasado, construyendo
un nuevo presente en otro lugar que será diferente al descrito. Aunque debe
entenderse el exilio no solamente como un errar por otros territorios, sino
también por una constante reflexión y cambios internos que vive el ser humano
cuyo factor fundamental es el proceso de transformación en su cotidianidad.
Es por esto que
Gasparini abarca en su texto el concepto de patria no solo como un cambio de
territorio para producirse un exilio, sino también se refiere a una errancia “hacia
esa patria que no se encuentra en ningún mapa” (28). Por lo anterior, la patria
no sólo se debe entender como lo tangible, la tierra que fue dividida por el
humano, sino más bien por un deambular en una extrañeza que tiene que ver con
la interioridad del ser.
Es importante
destacar lo anterior, debido a que constantemente el ser humano se enfrenta a
situaciones de extrañeza que tiene un significado inexplicable para la razón,
así lo percibe también Gasparini cuando manifiesta que
quizá
la vida sea justamente eso, un atravesar siempre de nuevo el territorio de la
extrañeza, doloroso sentimiento de no pertenencia, para, con mirada fija en el
camino, buscar los horizontes en los que internamente reconocemos. (29).
Es así como se
reitera la idea de enfrentarse consigo mismo, con los fantasmas que habitan los
espacios interiores, para alejarnos de aquel lugar que daña pero, al hacerlo,
hay un riesgo que el ser humano debe enfrentar, la soledad. Es por lo anterior
que se utiliza un sinónimo clave para entender la soledad en el exiliado, ya
sea externo (territorial) o interno (reflexivo). Todo exiliado posteriormente
se convierte en el extranjero de un territorio, o bien de un cambio en su
visión del mundo o consigo mismo. O de ambas
Es así como
Gasparini plantea que “El desterrado es un extranjero. También lo es el
exiliado. Extranjeros son el exiliado y el desarraigado. Extranjero es el otro,
el distinto a mí. Extranjero es el que yo no soy” (29). Y al no ser,
establecemos inmediatamente una diferenciación entre la normalidad y la
extrañeza. Así, sin lugar a dudas, el extranjero será diferente a quien
deambule por su espacio de origen, con una cultura, un idioma y unas costumbres
distintas. Bajo esa lógica
El
desterrado es usualmente reconocible. Lo pone en evidencia su mirada
desorientada. Sus palabras y errores lo revelan; sus silencios y sus modos
distintos de comportamiento lo señalan como el venido de afuera. (29).
La cita anterior
reafirma lo descrito anteriormente, el exiliado será visible en sus formas con
aquellos que habiten el espacio no reconocido y extraño por el foráneo. En
definitiva, Gasparini establece dos formas de exilio; uno externo que tiene
relación con el territorio tangible que denomina como patria, y también con un exilio
interno por parte del ser humano, que se vincula con una retrospección en el
comportamiento mismo del ser. Así, cabe inferir que dicho exilio es el
alejamiento del hombre con el mundo, debido a que no se siente parte de este.
Un ejemplo claro es el de los románticos del siglo XIX quienes en plena época
industrial, deciden huir del espacio de destrucción y aferrarse a la poca
naturaleza que fue devastada en manos de la modernidad.
Por otro lado,
debe definirse el análisis en relación al concepto de sueño que se plantea en
los poemas elegidos de Winston Morales Chavarro. Así, en el texto La interpretación de los sueños, Freud
define estos a través de un estudio acucioso con sus pacientes, otorgando una
distinción sicoanalítica en el significado de los sueños y lo que producen en
la mente de las personas.
Freud plantea que
los sueños representan símbolos que se originan en nuestras mentes por diversos
estímulos “El sueño puede
representar simbólicamente el estímulo como tal, la naturaleza de la excitación
producida y el objeto al que tiende o bien hace entrar al yo onírico en una
relación concreta con las simbolizaciones del estado mismo por el que atraviesa”
(58: 1986). Referente a lo anterior, el sueño nace después de la construcción
de un estímulo que provoca nuestro cerebro bajo el carácter de un símbolo.
Pero además, cabe destacar que no sólo los sueños se originan por un
estímulo, sino también por una fantasía reprimida por nuestra mente “Aparte de
la enorme variedad de la representación, hallamos en todo sueño, como fuerza
central, una actividad simbolizante de la fantasía (59). Es por esto que es
necesario comprender que los sueños son originados por un estímulo que envía el
cerebro, posterior a una fantasía o a un
deseo que el ser humano tenga. Por esta razón, Freud plantea que los sueños son
optativos, es el ser quien elige que soñar: “Sé desde luego que […] mi afirmación
de que todo sueño es una realización de deseos y que no existen por tanto sino
sueños optativos (114).
La interpretación de los sueños aborda dos rasgos fundamentales que no pueden
desligarse de los sueños: deseo y fantasía. Sin embargo, existe un análisis de
estos en función de la proximidad del tiempo real con el tiempo onírico. Así,
Freud afirma que “el sueño prefiere evidentemente las impresiones de los días
inmediatos anteriores” (139), pero que esa distancia temporal debe conformarse
de acuerdo con una selección de los acontecimientos, “recordando no lo esencial
e importante, sino lo accesorio y desatendido” (139). Entonces, los sueños son
acontecimientos vividos en un corto tiempo y son la selección de nuestra mente
referente a lo anexo, a aquello con menor importancia (139).Sin duda, Freud
permite un vasto análisis acerca de los sueños y la configuración de estos en la mente del ser
humano. Así, afirmó, además, que los recuerdos previos provocados por un
estímulo de fantasía o bien, del deseo dirigido a un símbolo, avivan el
surgimiento de los sueños.
En el poema “X”, el hablante comienza a recordar su niñez enumerando
elementos pertenecientes a la casa de la infancia. Pero en ese pasado se
reitera un sentimiento de tristeza que el hablante lleva hasta el presente. Debido a ese pesar, a que
al sujeto le “sobra coraje para amar la muerte” (Morales, 1998: 16) es que
llega mediante un exilio interno y de reflexión a Schuaima.
Gracia a la muerte / Estoy en Schuaima / Otro modo de
existencia / Otra forma de quedarse / Y acostumbrarse a los recuerdos / A uno
mismo, / A ese otro conocido (16).
En la cita
anterior, se evidencia un cambio en la visión territorial, el hablante se
refiere a un pasado y un ahora que se llama Schuaima, donde todo es diferente,
donde debe adaptarse a una nueva forma de vivir. Tal cual lo planteaba
Gasparini, quien afirmaba que todo ser humano se siente solo en otro sitio que
no es su lugar de origen, por ende, es él quien debe climatizarse en el nuevo
lugar.
Luego, el sujeto
insiste en expresar un temple de ánimo hostil al señalar el pasado que dejó
“Desprovisto de mi antigua ropa/ desnudo/ con los ojos abiertos/ entregado a la
pasividad al permanente transcurrir/ por el valle de las tristezas” (17).Sin duda,
el sujeto deja atrás lo vivido y se aproxima a vivir una nueva vida, con los
ojos abiertos para no cometer los mismos errores de antes y con la tranquilidad
que amerita el vivir un presente en Schuaima. Así lo reafirma la siguiente cita:
“Antes de que cayeran las hojas de los árboles/ antes de que el viento dibujara
otro reloj/ con las estrellas/ estaba en Schuaima” (17).
La temática del
exilio también se evidencia en el poema “XXII” del poemario Aniquirona donde el hablante describe
aún más su estancia en Schuaima y cómo se siente infinitamente agradado al
enfrentarse a un sitio cuyo carácter preponderante es la naturaleza con sus
colores y sonidos:
¿Acaso
en Schuaima la luz?/ la gran nube en forma de ánfora/ donde todas las tristezas
se evaporan/ y los niños juegan con los tamariscos y los pájaros?/ Schuaima es
la nación/ donde todos los que se fueron han llegado(33).
En la cita
anterior se interpreta cómo el sujeto describe las características positivas al
estar en Schuaima, debido a que representa un espacio de alegría, de luz, donde
hombre y natura se aúnan para formar un solo mundo. Es por ello que todos los
hombres que huyeron de su lugar de origen, o bien se alejaron de la nación
hostil del pasado, deciden refugiarse en Schuaima para alcanzar la plenitud que
no les fue otorgada en su espacio heredado por la vida apresurada o la sociedad
materialista.
Todos los
personajes que en el mundo real tienen características negativas para la
sociedad, se reúnen en Schuaima. El hablante los invita a todos a vivir la
experiencia de buscar la salvación o, alejarse por un instante de sus vidas
cotidianas para convivir con los elementos de la naturaleza:
Crucen
amigos de infancia/ vengan marineros y soldados muertos/ vengan prostitutas/
que los músicos desnuden su tristeza de guitarra/ y los villanos se levanten de
sus prisiones/ ¡Hay pan para todos!/ venga también el salmista, el misionero,/
judíos, mahometanos y gentiles/ crucen pescadores con sus redes de plata/ y el
místico con su trozo de parafina(33).
Es así como el
sujeto invita a todos esos seres a exiliarse por un tiempo en Schuaima, con la
finalidad de que curen su tristeza, ya que este espacio es “la luz de la
lámpara gigante” (33), en donde el pan alcanza para todos, nadie tiene
prohibición de buscar refugio en Schuaima. Sin embargo, hay una única
restricción, nadie puede depositar negatividad, oscuridad o revivir el pasado
de tristeza, porque todos los personajes deben aportar luz y contagiarse de ese
mundo de felicidad para transformarse en un ser puro, “marchen hermosos
gusanos/ es hora de tejer las alas para remontar el vuelo,/ después de la
metamorfosis/ ¡todas las larvas serán mariposas!” (34).
Es así como el
hablante establece un símil entre la transformación de una mariposa con la
evolución que tienen los seres humanos al estar en contacto con este sitio
idílico. Nadie continúa igual luego de exiliarse en Schuaima, porque nadie al
volver del exilio lo es, ni menos todo lo que se deja en el lugar de origen.
Por otro lado, ambos poemas tienen carácter
onírico, pero el poema que inicia el viaje a través del sueño es el poema “X”,
donde el hablante manifiesta que la roldana es el objeto que lo inicia este
mundo
la
roldana y el cubo/ cantaron la caída de mi cuerpo/ a través del túnel de las
sombras/ su música blanca; / -cántico dormido al final del pozo/ formó una
gigantesca onda/ que cubrió de canciones y músicas eternas/ mi espíritu de
pájaro/ mi alma de águila nocturna(16).
Luego de verse
sumido en este sueño, todo comienza a convertirse en una enumeración de
estímulos de deseo como bien lo afirmaba Freud, ya sea el cántico que comienza
a envolverlo en este final del túnel que es Schuaima, o bien el verse envuelto
en la natura propia de dicho espacio. Aquella configuración de los sonidos le
son propios a la flora y la fauna que habitan en Schuaima. Así también el
carácter de libertad que siente el hablante, convirtiéndose en pájaro o en alma
de águila que vuela por los senderos de este lugar.
Posteriormente,
describe cómo aquel viaje otorgado por la roldana de vino lo hizo descubrir un
mundo del cual no quiere alejarse: “he abierto los ojos a la vida/ luego de ese
viaje inexorable/ después del paso transitorio por el sueño./ la música de la
rondana llegó como el sonido de las aguas” (17). Según Freud, nadie puede huir
de los sueños, porque son un cúmulo de recuerdos próximos que están en el
imaginario y que afloran en función a estímulos propios del deseo o de la
fantasía del ser humano. Es por esto que en los poemas se identifica claramente
cómo el hablante desea estar y refugiarse en este espacio llamado Schuaima que
tiene carácter onírico por representar un mundo idílico, paradisíaco, debido a
que se evidencian elementos propios del espacio descrito en La Biblia.
No se debe
interrumpir el sueño del hablante con ninguna característica negativa “para no
despeinar el sueño/ de extranjeros y visitantes” (33) porque de ser así, el
sujeto deberá sumirse al mundo real y cotidiano del cual no se siente parte.
Ha
llegado el instante de multiplicar pájaros y peces/ es la hora del fuego/ la
hora del canto y del grito/ despójense de su armazón y de su escafandra/ los
científicos/ vengan los alquimistas con el rayo y el trueno(34).
El hablante
configura un mundo a su semejanza, e invita a todos los extranjeros -aquellos
seres que conviven a diario con la angustia de la realidad materialista que
impera en la realidad- a vivir la experiencia divina de huir de la hostilidad
de la vida real y refugiarse, aunque sea por un instante, en la luz y la
tranquilidad que otorga Schuaima, el sueño de este espacio.
En conclusión, el
análisis abarca dos temáticas claves, el cómo el sujeto poético se ve envuelto
en un exilio interno provocado por un sueño, cuyo espacio físico se denomina Schuaima.
Este lugar, además, tiene características similares a las del paraíso descrito
en La Biblia, donde sujeto y natura
se desenvuelven sin ningún cuestionamiento, adquiriendo ambos una confusión
cuando en el poema “XXII”, el hablante se siente libre al emprender el vuelo,
tal como lo hacen los pájaros.
En este mundo
onírico, todos son bienvenidos, no hay restricciones morales ni éticas, lo
único que se prohíbe es ensuciar la tranquilidad y la armonía que otorga Schuaima,
en donde nadie vuelve a ser igual, todos son extranjeros que vienen a
transformar sus vidas las instancias de oscuridad pasada; todos aquellos
errantes en ese sitio ya nunca vuelven a ser quienes fueron.
Finalmente, es
visible un estudio de Aniquirona referente
a los rasgos eróticos que presenta el personaje femenino llamado de igual forma
que el título del poemario, quien es la causante de invitar y trasladar de la
mano al sujeto poético, quien se ve envuelto en un estado de amnesia al verse
atrapado sexualmente por esta mujer. De esta manera, Schuaima no sólo será
atractiva por las características paradisiacas propias de un sueño alejado del
mundo cotidiano, sino también para contemplar y disfrutar de la compañía del
amor que le otorga Aniquirona en Schuaima.
Bibliografía
Freud, Sigmund (1986). La interpretación de los sueños. Bogotá:
Planeta- Agostini.
Morales, Winston (1998). Aniquirona. Trilce Editores, Bogotá
1998.
Pradenas,
Luis (2006). Exilios, el hombre bicéfalo. Teatro en Chile: huellas y
trayectorias. Siglos XIV y XX. Santiago
de Chile: L.O.M.
Gasparini, Marina (2001). El reino del exilio. Exilios. Poesía latinoamericana del siglo XX. Caracas: Sociedad de Amigos de la
Cultura Urbana, 2012