miércoles, 29 de febrero de 2012

YAXCHILÁN


XI                          


  




Los enigmáticos mapas del Almirante,

Me advirtieron sobre las fuerzas secretas del bosque,

Los sauces y ocobos del mar,

Los mapas extraños de las mareas.

Los heroicos mapas del Almirante,

Sus florecientes y rosadas semillas,

Me avisaron sobre la metamorfosis de Yaxchilán,

La conversión de las tablas esmeraldinas de Sirio.

En los antiguos pueblos mayas

Donde los mangos de las espadas

Poseían la propiedad de avizorar

Las figuras del cosmos,

Donde no había otro lenguaje

Que el de los astros,

Las estrellas vacilaban

En su aquietante carrera por el abismo,

Marcaban la brecha de lo preciso,

El enigmático vuelo de las visiones.

Los enigmáticos mapas del Almirante

Fuentes de músicas inextinguibles,

De vibrantes ondas en sus grabados,

Me señalaron el retorno de los metales,

Los polos inquebrantables de las Atlántidas.

Allí las órbitas de los otros mundos,

La aplicación de los caduceos de Hermes

-Ciencias mágicas en mitad de la tierra;

Vuelos de arena bajo el fin de los barcos-.

Los enigmáticos mapas del Almirante

Desconocidos aún por los hombres de las cavernas,

Sujetos a los anillos de los planetas,

A las coordenadas de las esferas y los cuadrados

Me advirtieron sobre las fuerzas de Marte,

El altruismo de Urano,

La omnipresencia de Júpiter.

Esto que va impreso en los anaqueles,

Fragmentos y piezas de aquellos mapas,

Son las voces ocultas del almirante,

Las voces que me conducen por las presencias,

Por la muerte infinita de las orillas.




 Detalle de un dintel mostrando a Kukulcan.



lunes, 27 de febrero de 2012

TIKAL


X




En Tikal,

Donde me vi

Rodeado de una naturaleza de bosques

De marfil repleto de simbolismos

Y flores de tierra,

De invocaciones y rogativas;

En Tikal,

En medio de incrustaciones de fuego

Donde la estrella roja


Asemejaba a una muchacha                                      

Ataviada con hojas y vestidos ambivalentes

Descubrí que el mundo está dentro de los otros mundos,

Divisé los astros

Que subyacen sobre estos astros:

Naves paralelas a estas naves.

En Tikal,

Donde una lluvia de colmillos

Y cuchillos de bronce

Caían inexorables sobre los cometas del éter,

Divisé la muralla del laberinto,

Los arrecifes dorados,

Los archipiélagos e islotes del último viaje.

En Tikal,

Donde aprendimos el arte del árbol,

Donde mudamos nuestra permanencia en la Terra,

Donde para poder florecer

Había que despojarse

Incluso de la perspicacia de la muerte,

Adquirimos de la arena incrustada del Nicté Katún

Su ligereza, su heráldica,

Su volatilidad,

Adquirimos de los pergaminos místicos de las sombras

Su fluctuación a la luz,

Su disección al cometa de los espejos.

En Tikal,

Rodeado de escombros, de huesos y anillos de piedra

Levantamos nuestra mirada al mundo,

El fósil que nos compone, las alas que nos circundan.

En el lugar donde aquellos enterraban a sus muertos,

La cuenca mediterránea hacia Copán, Schuaima y Petén

Aparecía magistralmente luminosa

Como un refugio de desterrados y pecadores

Prestos a volar su última posibilidad de altura,

Su necesidad irresoluta de lograr el paraíso.