sábado, 19 de mayo de 2012

ITZAM CAB


XXII


A Claudio Obregón Clairin, Maestro en la Ciudad de
Las Piedras que Cantan.



Soy Itzam Cab

El hombre que nunca muere.

He aprendido en la edad de los centauros

La representación esquemática de los números.

Soy Itzam Cab

hijo de la tierra negra,

De Kabah, de Tulum, de la ceniza;

La quinta esencia de las cosas.

Estoy más allá de cualquier abismo,

Soy el uno,

La parábola

La falsedad o la llave.

La puerta estará para ti siempre abierta

Y con ella,

Que es la resurrección de tus muertes ulteriores,

Los planetas, la música del cosmos, los caminos,

Los demonios del alambique y el cinabrio.

He iniciado mi viaje por la gran obra

Soy sacerdote y exorcista

El eje de la rueda

En la cual tú serás carruaje.

El centro de todo éxtasis que es el tuyo.

Venid

Constreñid la llave

Atibórrate de ser

Avistad la eternidad

Acicalada en los instantes;

Metáfora de desastres que se repiten,

Parábola del eterno retorno

En los círculos de tus manos. 

Soy Itzam Cab

Ardo en tu corazón

Y en las esferas de otros corazones

Soy el árbol prohibido de tu propio paraíso

La Serpiente Verde que te busca y salva.

Es tu hora,

La hora del equinoccio,

La hora de tu fiesta para el agua y para el fuego.









lunes, 14 de mayo de 2012

TEPEU Y GUCUMATZ


XXI

 




¿Por qué temer a la muerte?

¿Por qué temer al nido gigante

que enhilaron Tepeu y Gucumatz en las horas de sueño?

¿Por qué huir a sus trajes?

A sus domingos sagrados,

A su viaje infinito por sombras delgadas?

Tepeu es el bautizo de otras orillas,

La comunión de lejanas preexistencias,

El maridaje cercano

Entre lo innombrable y lo incierto.

Amo a Tepeu que me libera de tantas batallas

La puerta de su estancia

Que conduce a otros caminos,

El carricero del cosmos

Que picotea las penumbras.

Amo a Gucumatz,

Su colmena,

Su cuchilla,

Su espejo,

Su faro.

Amo al bello adolescente

De trenzas perfumadas

El niño lejano y frágil

Que al proferirle amor

Me revela la dimensión exacta de sus ojos

Cuando sueño y noche

Se confunden

Como bálsamos de flores

Ungidos en las sombras.