sábado, 25 de febrero de 2017

CONSTRUCCIÓN DE UN ESPACIO ONÍRICO Y DE EXILIO EN LOS POEMAS “X” y “XXII” DEL POEMARIO ANIQUIRONA DE WINSTON MORALES CHAVARRO




Magíster en Literatura
Poesía II
Lucía Norambuena Marambio


CONSTRUCCIÓN DE UN ESPACIO ONÍRICO Y DE EXILIO EN LOS POEMAS “X” y “XXII” DEL POEMARIO ANIQUIRONA DE WINSTON MORALES CHAVARRO
Lucía Norambuena Marambio
Profesora de castellano y Magíster en Literatura
Universidad de Playa Ancha
Chile


Resumen

En 1998 Winston Morales publica su primer poemario titulado Aniquirona, el cual nos presenta un mundo idílico que bordea lo paradisíaco, donde hombre y natura se aúnan para crear un espacio poético denominado Schuaima. Es allí donde el sujeto poético juega con el imaginario del lector dejándolo en la expectativa de no saber si ese sitio es real o es parte de un sueño que tiene el hablante y del cual no quiere despertar, para no tener contacto con la vida cotidiana cargada de hastío y ruidos. Es así como, además, se identifica un exilio albergado por el sujeto que lo invade en este espacio tan extraño y misterioso.

Palabras claves: Exilio- Onírico-Schuaima- Winston Morales Chavarro.

El ser humano, desde que se constituye como civilización a través del sedentarismo, ha manifestado la necesidad de pertenecer a un lugar. Por lo mismo, verse obligado a dejarlo, ya sea real o simbólicamente, generará lo que es considerado como desarraigo, cuyo concepto implica extinguir por completo una idea o una costumbre enraizada en la vida de las personas, o bien, implica un proceso en el cual se crea un cuestionamiento por parte de los seres humanos para dejar la concepción pasada y retomar una nueva visión del mundo. El desarraigo tiene relación con el concepto de exilio, debido a que ambos generan una ruptura biográfica. Luis Pradenas en su texto Exilios, el hombre bicéfalo afirma que el exilio “supone enfrentar una situación de ´crisis´, en la que cada persona es confrontada al desafío de reconstruir su sistema de creencias y el conjunto de sus modelos de conducta, ´condicionamiento mental´ heredado de sus pertenencias sociales y culturales” (2006:24). De acuerdo con lo expuesto se puede establecer una similitud en la percepción que tiene un individuo al enfrentar un exilio o un desarraigo, pero no refiriéndose a ambos conceptos como un modo territorial, sino como un abandono personal que guarda relación con las creencias o los valores adquiridas en la vida y que en otra etapa se despojan a modo de criterio personal.

El presente trabajo analizará el espacio poético denominado Schuaima como un lugar de exilio y con características oníricas en los poemas “X” y “XXII” del poemario Aniquirona de Winston Morales Chavarro publicado en 1998, que se justificará con los planteamientos teóricos de Sigmund Freud y Marina Gasparini. Se identificarán dichos conceptos por la necesidad del sujeto poético de no abandonar el espacio de idilio que representa un exilio como elección de él y definido por las múltiples características oníricas que representa Schuaima.

Para sustentar el posterior análisis de los poemas descritos, es necesario referirnos a lo planteado por Gasparini con respecto a la temática del exilio. La estudiosa afirma que este “es un viaje sin retorno. No se regresa al lugar que abrió la geografía del extrañamiento en nosotros. Cambia la tierra de la que nos alejamos, cambiamos también nosotros” (27: 2011). Sin duda, el exilio implica un alejamiento del lugar de origen en el cual nos abren un portal territorial del que, finalmente, no queremos volver porque al hacerlo, nada de lo que se deja será igual, ni lo tangible, ni las personas.

Con respecto a lo anterior, la teórica plantea que “La persona que fuimos no es la misma que un día cualquiera deambula de nuevo por las calles de nuestros recuerdos” (28). Es así como la idea del retorno se marchita, debido a que todos los acontecimientos vividos en el lugar de origen se tornan parte del pasado, construyendo un nuevo presente en otro lugar que será diferente al descrito. Aunque debe entenderse el exilio no solamente como un errar por otros territorios, sino también por una constante reflexión y cambios internos que vive el ser humano cuyo factor fundamental es el proceso de transformación en su cotidianidad.

Es por esto que Gasparini abarca en su texto el concepto de patria no solo como un cambio de territorio para producirse un exilio, sino también se refiere a una errancia “hacia esa patria que no se encuentra en ningún mapa” (28). Por lo anterior, la patria no sólo se debe entender como lo tangible, la tierra que fue dividida por el humano, sino más bien por un deambular en una extrañeza que tiene que ver con la interioridad del ser.

Es importante destacar lo anterior, debido a que constantemente el ser humano se enfrenta a situaciones de extrañeza que tiene un significado inexplicable para la razón, así lo percibe también Gasparini cuando manifiesta que
quizá la vida sea justamente eso, un atravesar siempre de nuevo el territorio de la extrañeza, doloroso sentimiento de no pertenencia, para, con mirada fija en el camino, buscar los horizontes en los que internamente reconocemos. (29).

Es así como se reitera la idea de enfrentarse consigo mismo, con los fantasmas que habitan los espacios interiores, para alejarnos de aquel lugar que daña pero, al hacerlo, hay un riesgo que el ser humano debe enfrentar, la soledad. Es por lo anterior que se utiliza un sinónimo clave para entender la soledad en el exiliado, ya sea externo (territorial) o interno (reflexivo). Todo exiliado posteriormente se convierte en el extranjero de un territorio, o bien de un cambio en su visión del mundo o consigo mismo. O de ambas

Es así como Gasparini plantea que “El desterrado es un extranjero. También lo es el exiliado. Extranjeros son el exiliado y el desarraigado. Extranjero es el otro, el distinto a mí. Extranjero es el que yo no soy” (29). Y al no ser, establecemos inmediatamente una diferenciación entre la normalidad y la extrañeza. Así, sin lugar a dudas, el extranjero será diferente a quien deambule por su espacio de origen, con una cultura, un idioma y unas costumbres distintas. Bajo esa lógica
El desterrado es usualmente reconocible. Lo pone en evidencia su mirada desorientada. Sus palabras y errores lo revelan; sus silencios y sus modos distintos de comportamiento lo señalan como el venido de afuera. (29).




La cita anterior reafirma lo descrito anteriormente, el exiliado será visible en sus formas con aquellos que habiten el espacio no reconocido y extraño por el foráneo. En definitiva, Gasparini establece dos formas de exilio; uno externo que tiene relación con el territorio tangible que denomina como patria, y también con un exilio interno por parte del ser humano, que se vincula con una retrospección en el comportamiento mismo del ser. Así, cabe inferir que dicho exilio es el alejamiento del hombre con el mundo, debido a que no se siente parte de este. Un ejemplo claro es el de los románticos del siglo XIX quienes en plena época industrial, deciden huir del espacio de destrucción y aferrarse a la poca naturaleza que fue devastada en manos de la modernidad.

Por otro lado, debe definirse el análisis en relación al concepto de sueño que se plantea en los poemas elegidos de Winston Morales Chavarro. Así, en el texto La interpretación de los sueños, Freud define estos a través de un estudio acucioso con sus pacientes, otorgando una distinción sicoanalítica en el significado de los sueños y lo que producen en la mente de las personas.

Freud plantea que los sueños representan símbolos que se originan en nuestras mentes por diversos estímulos “El sueño puede representar simbólicamente el estímulo como tal, la naturaleza de la excitación producida y el objeto al que tiende o bien hace entrar al yo onírico en una relación concreta con las simbolizaciones del estado mismo por el que atraviesa” (58: 1986). Referente a lo anterior, el sueño nace después de la construcción de un estímulo que provoca nuestro cerebro bajo el carácter de un símbolo.

Pero además, cabe destacar que no sólo los sueños se originan por un estímulo, sino también por una fantasía reprimida por nuestra mente “Aparte de la enorme variedad de la representación, hallamos en todo sueño, como fuerza central, una actividad simbolizante de la fantasía (59). Es por esto que es necesario comprender que los sueños son originados por un estímulo que envía el cerebro,  posterior a una fantasía o a un deseo que el ser humano tenga. Por esta razón, Freud plantea que los sueños son optativos, es el ser quien elige que soñar: “Sé desde luego que […] mi afirmación de que todo sueño es una realización de deseos y que no existen por tanto sino sueños optativos (114).

La interpretación de los sueños aborda dos rasgos fundamentales que no pueden desligarse de los sueños: deseo y fantasía. Sin embargo, existe un análisis de estos en función de la proximidad del tiempo real con el tiempo onírico. Así, Freud afirma que “el sueño prefiere evidentemente las impresiones de los días inmediatos anteriores” (139), pero que esa distancia temporal debe conformarse de acuerdo con una selección de los acontecimientos, “recordando no lo esencial e importante, sino lo accesorio y desatendido” (139). Entonces, los sueños son acontecimientos vividos en un corto tiempo y son la selección de nuestra mente referente a lo anexo, a aquello con menor importancia (139).Sin duda, Freud permite un vasto análisis acerca de los sueños y  la configuración de estos en la mente del ser humano. Así, afirmó, además, que los recuerdos previos provocados por un estímulo de fantasía o bien, del deseo dirigido a un símbolo, avivan el surgimiento de los sueños.

En el poema “X”, el hablante comienza a recordar su niñez enumerando elementos pertenecientes a la casa de la infancia. Pero en ese pasado se reitera un sentimiento de tristeza que el hablante lleva  hasta el presente. Debido a ese pesar, a que al sujeto le “sobra coraje para amar la muerte” (Morales, 1998: 16) es que llega mediante un exilio interno y de reflexión a Schuaima.

Gracia a la muerte / Estoy en Schuaima / Otro modo de existencia / Otra forma de quedarse / Y acostumbrarse a los recuerdos / A uno mismo,  / A ese otro conocido (16).
En la cita anterior, se evidencia un cambio en la visión territorial, el hablante se refiere a un pasado y un ahora que se llama Schuaima, donde todo es diferente, donde debe adaptarse a una nueva forma de vivir. Tal cual lo planteaba Gasparini, quien afirmaba que todo ser humano se siente solo en otro sitio que no es su lugar de origen, por ende, es él quien debe climatizarse en el nuevo lugar.
Luego, el sujeto insiste en expresar un temple de ánimo hostil al señalar el pasado que dejó “Desprovisto de mi antigua ropa/ desnudo/ con los ojos abiertos/ entregado a la pasividad al permanente transcurrir/ por el valle de las tristezas” (17).Sin duda, el sujeto deja atrás lo vivido y se aproxima a vivir una nueva vida, con los ojos abiertos para no cometer los mismos errores de antes y con la tranquilidad que amerita el vivir un presente en Schuaima. Así lo reafirma la siguiente cita: “Antes de que cayeran las hojas de los árboles/ antes de que el viento dibujara otro reloj/ con las estrellas/ estaba en Schuaima” (17).




La temática del exilio también se evidencia en el poema “XXII” del poemario Aniquirona donde el hablante describe aún más su estancia en Schuaima y cómo se siente infinitamente agradado al enfrentarse a un sitio cuyo carácter preponderante es la naturaleza con sus colores y sonidos:
¿Acaso en Schuaima la luz?/ la gran nube en forma de ánfora/ donde todas las tristezas se evaporan/ y los niños juegan con los tamariscos y los pájaros?/ Schuaima es la nación/ donde todos los que se fueron han llegado(33).

En la cita anterior se interpreta cómo el sujeto describe las características positivas al estar en Schuaima, debido a que representa un espacio de alegría, de luz, donde hombre y natura se aúnan para formar un solo mundo. Es por ello que todos los hombres que huyeron de su lugar de origen, o bien se alejaron de la nación hostil del pasado, deciden refugiarse en Schuaima para alcanzar la plenitud que no les fue otorgada en su espacio heredado por la vida apresurada o la sociedad materialista.

Todos los personajes que en el mundo real tienen características negativas para la sociedad, se reúnen en Schuaima. El hablante los invita a todos a vivir la experiencia de buscar la salvación o, alejarse por un instante de sus vidas cotidianas para convivir con los elementos de la naturaleza:
Crucen amigos de infancia/ vengan marineros y soldados muertos/ vengan prostitutas/ que los músicos desnuden su tristeza de guitarra/ y los villanos se levanten de sus prisiones/ ¡Hay pan para todos!/ venga también el salmista, el misionero,/ judíos, mahometanos y gentiles/ crucen pescadores con sus redes de plata/ y el místico con su trozo de parafina(33).

Es así como el sujeto invita a todos esos seres a exiliarse por un tiempo en Schuaima, con la finalidad de que curen su tristeza, ya que este espacio es “la luz de la lámpara gigante” (33), en donde el pan alcanza para todos, nadie tiene prohibición de buscar refugio en Schuaima. Sin embargo, hay una única restricción, nadie puede depositar negatividad, oscuridad o revivir el pasado de tristeza, porque todos los personajes deben aportar luz y contagiarse de ese mundo de felicidad para transformarse en un ser puro, “marchen hermosos gusanos/ es hora de tejer las alas para remontar el vuelo,/ después de la metamorfosis/ ¡todas las larvas serán mariposas!” (34).

Es así como el hablante establece un símil entre la transformación de una mariposa con la evolución que tienen los seres humanos al estar en contacto con este sitio idílico. Nadie continúa igual luego de exiliarse en Schuaima, porque nadie al volver del exilio lo es, ni menos todo lo que se deja en el lugar de origen.

     Por otro lado, ambos poemas tienen carácter onírico, pero el poema que inicia el viaje a través del sueño es el poema “X”, donde el hablante manifiesta que la roldana es el objeto que lo inicia este mundo
la roldana y el cubo/ cantaron la caída de mi cuerpo/ a través del túnel de las sombras/ su música blanca; / -cántico dormido al final del pozo/ formó una gigantesca onda/ que cubrió de canciones y músicas eternas/ mi espíritu de pájaro/ mi alma de águila nocturna(16).

Luego de verse sumido en este sueño, todo comienza a convertirse en una enumeración de estímulos de deseo como bien lo afirmaba Freud, ya sea el cántico que comienza a envolverlo en este final del túnel que es Schuaima, o bien el verse envuelto en la natura propia de dicho espacio. Aquella configuración de los sonidos le son propios a la flora y la fauna que habitan en Schuaima. Así también el carácter de libertad que siente el hablante, convirtiéndose en pájaro o en alma de águila que vuela por los senderos de este lugar.

Posteriormente, describe cómo aquel viaje otorgado por la roldana de vino lo hizo descubrir un mundo del cual no quiere alejarse: “he abierto los ojos a la vida/ luego de ese viaje inexorable/ después del paso transitorio por el sueño./ la música de la rondana llegó como el sonido de las aguas” (17). Según Freud, nadie puede huir de los sueños, porque son un cúmulo de recuerdos próximos que están en el imaginario y que afloran en función a estímulos propios del deseo o de la fantasía del ser humano. Es por esto que en los poemas se identifica claramente cómo el hablante desea estar y refugiarse en este espacio llamado Schuaima que tiene carácter onírico por representar un mundo idílico, paradisíaco, debido a que se evidencian elementos propios del espacio descrito en La Biblia.
No se debe interrumpir el sueño del hablante con ninguna característica negativa “para no despeinar el sueño/ de extranjeros y visitantes” (33) porque de ser así, el sujeto deberá sumirse al mundo real y cotidiano del cual no se siente parte.
Ha llegado el instante de multiplicar pájaros y peces/ es la hora del fuego/ la hora del canto y del grito/ despójense de su armazón y de su escafandra/ los científicos/ vengan los alquimistas con el rayo y el trueno(34).

El hablante configura un mundo a su semejanza, e invita a todos los extranjeros -aquellos seres que conviven a diario con la angustia de la realidad materialista que impera en la realidad- a vivir la experiencia divina de huir de la hostilidad de la vida real y refugiarse, aunque sea por un instante, en la luz y la tranquilidad que otorga Schuaima, el sueño de este espacio.

En conclusión, el análisis abarca dos temáticas claves, el cómo el sujeto poético se ve envuelto en un exilio interno provocado por un sueño, cuyo espacio físico se denomina Schuaima. Este lugar, además, tiene características similares a las del paraíso descrito en La Biblia, donde sujeto y natura se desenvuelven sin ningún cuestionamiento, adquiriendo ambos una confusión cuando en el poema “XXII”, el hablante se siente libre al emprender el vuelo, tal como lo hacen los pájaros.

En este mundo onírico, todos son bienvenidos, no hay restricciones morales ni éticas, lo único que se prohíbe es ensuciar la tranquilidad y la armonía que otorga Schuaima, en donde nadie vuelve a ser igual, todos son extranjeros que vienen a transformar sus vidas las instancias de oscuridad pasada; todos aquellos errantes en ese sitio ya nunca vuelven a ser quienes fueron.

Finalmente, es visible un estudio de Aniquirona referente a los rasgos eróticos que presenta el personaje femenino llamado de igual forma que el título del poemario, quien es la causante de invitar y trasladar de la mano al sujeto poético, quien se ve envuelto en un estado de amnesia al verse atrapado sexualmente por esta mujer. De esta manera, Schuaima no sólo será atractiva por las características paradisiacas propias de un sueño alejado del mundo cotidiano, sino también para contemplar y disfrutar de la compañía del amor que le otorga Aniquirona en Schuaima.









Bibliografía


Freud, Sigmund (1986). La interpretación de los sueños. Bogotá: Planeta- Agostini.

Morales, Winston (1998). Aniquirona. Trilce Editores, Bogotá 1998.

Pradenas, Luis (2006). Exilios, el hombre bicéfalo. Teatro en Chile: huellas y trayectorias. Siglos XIV y XX. Santiago de Chile: L.O.M.

Gasparini, Marina (2001). El reino del exilioExilios. Poesía latinoamericana del siglo XX. Caracas: Sociedad de Amigos de la Cultura Urbana, 2012














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