sábado, 28 de septiembre de 2013

ZEUS

XXI

ZEUS





Por el yerro de un niño excéntrico en el arco

He sido Cisne para Leda,

Toro para Europa,

Lluvia de oro en el cuerpo de Dánae,

Y he sido también

El águila de cobre que cruza los espejos

Trajinando entre sus garras

El cuerpo vigoroso de Ganímedes.


Me he metamorfoseado en sátiro,

para elevar mi procedencia

A la desnudez espontánea de Antíope,

Y conquistar con la égida

la castidad de sus rodillas.

Sin embargo,

A la hora de blandir mi rayo contigo

¿En qué bestia debo transformarme?

¿Cuál el animal que logre tu fisonomía?

Me pesa esta sentencia de ser dios y padre del Olimpo,

Acumulador de nubes, escanciador del rayo

Y no poder llegar a la simpleza de tus glúteos,

A la sencillez insoportable de tu espalda.


¿En que bestia, pues, debo transmutarme?

¿Qué cernícalo para acceder tus entusiasmos,

Tus volcanes y tus ruinas?

He escapado de la boca de Cronos milagrosamente,

He derrotado a los titanes,

He esgrimido con mi trueno el Tártaro

Más,

¿Qué hazaña me asegura tu caída?

¿Tu ciega pasión, tus estrellas rojas? 

En qué animal amor,

Oh!,

En qué animal?

















sábado, 21 de septiembre de 2013

DIONISOS



XX

DIONISOS







¿Y si la vida fuera más que el Néctar que llega de tus labios?

Si fuera cierto que más allá de la ambrosía de tus muslos

Corre un soplo ligero por el firmamento;

Un aliento de nube negra, de estrella Obscura

Que todo lo redime,

todo lo apoltrona?

No imagino nada

más allá de la transición de tus afluentes:

Todo lo que vierte la fruta de tu sexo

Posee ese licor, la bebida, aquel elixir

Que sólo derivan de tu odre,

De tu alforja;

La vasija aderezada y exquisita de tus piernas.


Me pierdo en tus brebajes

Y no creo que el mundo sea distinto

Más allá de estos extractos.

Ni Zeus en su mutación vacuna,

Ni Hefesto en el desleírse de sus carnes,

Ni Faón de Lesbos en el rejuvenecimiento de sus ropas

Han corroborado la delicia de embriagarse en las aguas de tu piel.

Como un ciudadano de la Élide

He conocido el cosmos concedido por tu Vino;

Los arcanos  desprendidos de tu Rosa dionisiaca.

Los sátiros, los coribantes, las valquirias


Saben que esto es una verdad de a puño:

Todo lo que emana tiene el dulce paradigma de lo licencioso,

La ignominia de escanciar los vasos,

La desventura de curar la boca que ansía precipitadamente el beso.

¿Y si la vida comenzará en otro margen?

¿Si la Vid que pende de los hilos del madero

Tuviera otro final distinto al de la muerte?










sábado, 14 de septiembre de 2013

CRONOS



XIX

CRONOS






¿Ves el tiempo que fluye entre mis manos?

Es el mismo del que está hecho el paraíso,

El Olimpo, La manzana,

La raíz que se trifurca,

El minuto que demoran mis dedos en el ejercicio de delinearte.


Mi lengua va determinando el óleo

–duro ejercicio de lograr la simetría-

Y el beso

La isla oscura y tenebrosa de tu amor.

El color se pendula entre mis dedos;

El cuadrante de unos labios en la probidad de tu organismo:

Suben y descienden los relojes:

Como el cosmos, la serpiente, la cuchilla

Los yelmos se afilan

Las yacijas se dilatan,

La noche corre presurosa en las hélices de un pájaro.

Lee los segundos en mis manos,

Respira el ánimo de una noche y un día que nunca acaban

Es el tiempo por el tiempo

El minuto elástico de tu boca,

La jornada que llevas en los perdigones de tu fruta virgen.


Ojea mis palabras

Son las mismas arrancadas de un color que no logra definirse

El tiempo donde todo se liquida:

Se disgrega el amarillo,

Se duerme el rojo,

Se traza un fragmento de tu pecho o de tu talle.

Tu cuerpo yace entre mi cuerpo,

¿Es el tiempo el que fluye entre mis manos?



















sábado, 7 de septiembre de 2013

POSEIDON



XVIII

POSEIDÓN

 




 Tus pechos bajan como un hilillo de esperma

Por las llanuras de Naxos.

Tu sexo,

Húmedo río que se vierte de Ovellones de plata,

Desciende como un cuchillo de nácar

Por las riberas de Delos.


Nadie ama el mismo cuerpo dos veces,

Nadie se baña en el río del Éter

Más de lo que quisiera.

No obstante,

El flujo-reflujo de tus senos de diosa

Me pesan como una piedra y como una daga

En el Carcaj de Quirón.

Nadie ama el mismo cabello;

Son otros besos, otras manos,

Otros labios

Los que nos recorren,

Los que nos transitan.

Nadie abraza en la misma geometría;

Los ríos descienden de prisa,

Los cuerpos también desembocan.

Habrá un tiempo en que el hombre sepa todo esto:

Nadie ama con las mismas palabras,

Con los mismos miembros,

Con idénticas músicas.

Tú me lo has contado desde la noche de los tiempos:

Nadie se baña en los mismos muslos más de dos veces,

Nadie se sumerge en la misma fuente,

En el mismo cauce.

El cuerpo que sujeto ahora,

La flecha y el arco que tensiono para la caza

Saben que nadie naufraga en el alto de Érix

Y que el amor y la muerte son como el río que no termina de fluir.