sábado, 7 de septiembre de 2013

POSEIDON



XVIII

POSEIDÓN

 




 Tus pechos bajan como un hilillo de esperma

Por las llanuras de Naxos.

Tu sexo,

Húmedo río que se vierte de Ovellones de plata,

Desciende como un cuchillo de nácar

Por las riberas de Delos.


Nadie ama el mismo cuerpo dos veces,

Nadie se baña en el río del Éter

Más de lo que quisiera.

No obstante,

El flujo-reflujo de tus senos de diosa

Me pesan como una piedra y como una daga

En el Carcaj de Quirón.

Nadie ama el mismo cabello;

Son otros besos, otras manos,

Otros labios

Los que nos recorren,

Los que nos transitan.

Nadie abraza en la misma geometría;

Los ríos descienden de prisa,

Los cuerpos también desembocan.

Habrá un tiempo en que el hombre sepa todo esto:

Nadie ama con las mismas palabras,

Con los mismos miembros,

Con idénticas músicas.

Tú me lo has contado desde la noche de los tiempos:

Nadie se baña en los mismos muslos más de dos veces,

Nadie se sumerge en la misma fuente,

En el mismo cauce.

El cuerpo que sujeto ahora,

La flecha y el arco que tensiono para la caza

Saben que nadie naufraga en el alto de Érix

Y que el amor y la muerte son como el río que no termina de fluir.










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