domingo, 3 de mayo de 2015

EL CARRO

XI
EL CARRO


…Un Príncipe panteísta
Viene montado en su carro
Truena,
Llueve en su muerte.
Cuando el agua cala los huesos
-Las curvas
Las carreteras sin fin
Sin órbitas
En línea recta-
El príncipe aparece
Remonta del aire su vuelo
Sus misterios dionisíacos.

El príncipe todo lo ausculta:
La guerra
La violencia de esta Terra
La presencia de los hijos de Marte:
No hay más terrorismo que el escrito
En los intersticios de sus pies.
En la Tierra del Cóndor
-La nación del cuerno vacío-
Donde el oro y el mar son mera memoria
Sueño
Nostalgia
El Príncipe Taoísta
Suelta sus leones
El negro y el blanco
El par y el impar
Para que devoren a los hijos del fuego contrario,
                                                                                  Adverso.

Obstinados en sus sombras
Crispados en sus noches
Encerrados en sus días
Los hombres de esta Terra entonan su pena
Su dolor
Su oquedad,
Su vacío.
Los ríos actuantes pasan de prisa
Dios y el Diablo
-Que no se anulan-
Patentizan la nada
La noche
La muerte.
Da la impresión de que la tierra del Cóndor
El país del azul,
                     El rojo
El amarillo
Es la madre de todas las culpas:
El Destierro,
El Éxodo,
El Apocalipsis.

Todo aquí se conjuga
Sucede de prisa
Acontece despacio
Como en un horizonte de sucesos
En donde el tiempo final
Acaba
Se detiene
Colapsa.
La Terra del Cóndor
Es un aguajero negro
Aquí
Ni siquiera la luz de las cosas tiene su brillo
Su inmanencia
Su rayo
Su fin,
Su fin…  


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