XXV
Aniquirona
Hembra
suave y sudorosa
Que
posas y rehuyes sucesiva entre los pinos,
Ángel
que montas y remontas
Para
formarte en mi memoria.
Hay
días en que pasas presurosa como un bosque
Y
no te veo entre mis carnes ni mis velas,
Pero
otros, de súbito como un rayo
Llegas
Desnuda,
Limpia,
Llena
Y
me habitas,
Me
posees
Me
diluyes como un río que desciende por la muerte
Hasta
constituirse en poesía.
Aniquirona
de vientos y madreselvas
Para
algunos eres sorda
Para
otros serás necia (pobre de ellos)
Para
mí que soy igual a nada
Para
mí que soy la paz de tus orillas
El
fin de tus principios
Eres
la inescrutable ola que me puebla,
El
súbito de estrella que me llama