domingo, 25 de mayo de 2014

ANIQUIRONA XXII

Pintura de César Santos


XXII


A Roberto Chavarro Chavarro






Aniquirona
¿Dónde están los versos perdidos?
¿En qué lugar la alforja
que esconde las palabras
y el mundo de las premoniciones?
¿En que lugar los pañolones de las viudas
que enlutaron su tristeza
hasta fraguar la música?
¿Acaso en Schuaima la luz?
La gran nube en forma de ánfora
Donde todas las tristezas se evaporan
Y los niños juegan con los tamariscos y los pájaros?
Schuaima es la nación
Donde todos los que se fueron han llegado.

Crucen amigos de infancia
Vengan marineros y soldados muertos
vengan prostitutas
que los músicos desnuden su tristeza de guitarra
y los villanos se levanten de las prisiones
¡Hay pan para todos!
Venga también el salmista, el misionero,
Judíos, mahometanos y gentiles
Crucen pescadores con sus redes de plata
Y el místico con su trozo de parafina.

Marchen hacia Schuaima
La luz de la lámpara gigante
Es el arco de la travesía.

Marchen que las campanas del calvario
Han cesado su repicar de entierro
Y la brisa se ha detenido
Para no despeinar el sueño
De extranjeros y visitantes.

Aniquirona
Ha llegado el instante de multiplicar pájaros y peces
Es la hora del fuego
La hora del canto y el grito
Despójense de su armazón y de su escafandra
Los científicos
Vengan los alquimistas con el rayo y el trueno.

Marchen hermosos gusanos
Es hora de tejer las alas para remontar el vuelo,
Después de la metamorfosis
¡Todas las larvas serán mariposas!














domingo, 18 de mayo de 2014

ANIQUIRONA XXI

Pintura de Tiziano



XXI



Aniquirona
Démonos una cita
En la orilla amarilla de la muerte.

En una vela, en una brisa, quizás en una ola
Cruzaremos nuestras manos
Y danzaremos antes de que el sol
Cante con su cabellera elástica
Y el hijo del polvo
Niegue la realidad de esta intransitada puerta.

Entonces te saludaré
Como el viejo amigo que soy para tus nombres
Y posaré sobre la serpiente que te rodea
Mi primigenio beso
Mi género y mi sueño de hombre prohibido.

Te saludaré Aniquirona
En la orilla amarilla de la muerte
Y besaré tus trenzas perfumadas
Tu oscuridad y tu luz de pájaro metálico.

Desnudaré las palabras de tus labios
El verbo que santifica tu número
Y poco a poco
En este ritornello luminoso de la muerte
Penetraré tu mundo
Como un barco infatigado por el viaje,
Penetraré la noche de otros mares
Consciente de la luz que trae otras orillas
Consciente del espíritu que mana de otras playas.








sábado, 10 de mayo de 2014

ANIQUIRONA XX

Pintura de Alejandro Rosemberg
Alejandro Rosemberga
Alejandro Rosemberg



XX




En el bosque de los bambúes
Más allá de los arrozales del hombre
Donde se alza una lengua sabia y nueva
Está Schuaima.

Allí habita una mujer
Que me dio a seguirla
Y hoy
Bajo estos cordeles y este techo gris
Ella no está.

¿Dónde estás amada extranjera
que te diste como un pan
en la noche del vino?
¿Dónde estás hermosa viajera
que multiplicaste el pan y los peces
con uno solo de tus poemas grises?

¿Dónde estás Dulce Aniquirona
que me enfrentaste al sueño y a la vigilia
en esta nueva dimensión de la muerte?
No puedo hallarte
Y un viento aromoso
No trae noticias sobre tus nuevos pasos,
Tal vez tu cometido para conmigo
Haya terminado.

Solo me queda el mar,
Sus ondas y ecos
Que suben hacia estas costas desiertas
Deben traer voces o palabras.

He de esperar pacientemente
Estas oníricas visiones
 Y enfrentarme de nuevo a la vida
Para remontar sobre las aguas
El viaje hacia el todo y la nada
Más allá de la Ínsula del Sueño.

jueves, 8 de mayo de 2014

LA MORTE



La morte

A Laurent Vigouroux,
morto a  Iquítos - Perú, 24 aprile 1999.  


Come posta in uno spazio vago e remoto
la morte si va avvicinando  fino a prenderci la mano.

Si può pensare che essa sia  la nostra ombra o il nostro sonno,
magari una sorella maggiore
che da molto tempo ha abbandonato la casa
ma che d’un tratto ci sorprende
con la sua ondulata presenza
o il suo pianto di prodiga bambina. 

Nell’ebbrezza della notte  la morte  
col suo canto di civetta,
con le sue grandi ali d’oro arrossate dal fuoco,
ci risveglia dal sonno o dal letargo
ci lancia verso la calma definitiva del buio. 

Allora comprendiamo che ci è stata sempre vicina
che la sua presenza era come il fragore d’un fiume
che costeggia il margine della nostra foce più vicina. 

Ma nel momento dell’abisso
nel momento del concerto fatidico
-quando l’uccello Fanza canta il suo requiem nel cortile interno o suonano le antiche campane-
la morte ci è tanto familiare
tanto nota che l’ombra impenetrabile
d’improvviso si trasforma in esplosioni di fuoco
e la notte orrida
in un labirinto di profumi
da dove cominciano a fiorire anemoni
nel casolare posto sull’altra sponda.

WINSTON MORALES CHAVARRO
Trad. di Angelo Manitta