lunes, 26 de noviembre de 2018
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viernes, 16 de noviembre de 2018
sábado, 20 de octubre de 2018
Prólogo de Barbara Stawicka-Pirecka al libro Słodka Aniquirona (Polish Edition) .
Se da la suerte a veces,
que la fuerza de la poesía logre despertar la sensibilidad de un lector con el ímpetu
de la corriente del río. Es entonces cuando el flujo de las imágenes ataca la
conciencia con una energía de la dinámica interior, con un claroscuro muy
especial, con la concentración o disolución del color, con la fuerza del
sonido, intensidad del encanto, del asombro o de la angustia.
En el poemario
de Winston Morales Chavarro se nos toman en posesión las fuerzas elementales,
primarias y eternas. El tiempo deja de ser lineal, el espacio abarca cada vez
las orillas nuevas y los atributos de lo masculino y de lo femenino se entrelazan
con una fuerza del deseo casi cósmico e inevitable. La energía de las palabras
se está acumulando y crece paulatinamente, las imágenes y los símbolos empiezan
a sobreponerse dentro de sus capas semánticas, se hace cada vez más penetrante
la sonoridad de una cadencia poética. El susurro, el grito y el lamento
alcanzan un contrapunto que en su fondo no es sino una salmodia, fórmula de
plegaria, de oración, del hechizo de la conciencia preparada poco a poco al
enfrentamiento con la muerte. Aniquirona, “muchachita echa de luz”, está dotada
por una fuerza de poesía de todos los atributos de la plenitud femenina y a la
vez de la plenitud de los elementos: del agua, del fuego, de la tierra y del
aire...
El poeta
colombiano es un visionario, un alquimista de la palabra, del tiempo y del
espacio en los que sus propias visiones llegan a sorprenderlo por la fuerza de
la locura en ellos adormecida. Schuaima, el reino mítico creado por el poeta,
es un espacio onírico del mito, del paraíso bíblico, de la antigua epifanía.
El lenguaje del
poema se ramifica y resplandece con su luz interna, alcanzando los registros
universales de la palabra poética – un encantamiento mágico pagano, un lamento
primario y cósmico, la cumbre sensual y hierática del “Cantar de los Cantares”.
Winston Morales Chavarro es
sin duda alguna dentro de su vuelo poético, un poeta de la totalidad de una
condición humana. También es un artista profundamente consciente de sus mejores
tradiciones de la literatura hispanoamericana (Vicente Huidobro, Pablo Neruda,
Octavio Paz, Xavier Villaurrutia), así como también de la tradición europea
(Paul Valéry, William Blake, entre otros). En el espacio de la cultura, tanto
el arquetipo como el mito pueden servirnos como las llaves mágicas de una
interpretación casi cabalística de las complejas capas semánticas del poemario.
Aniquirona, la que con su aliento aviva toda la materia, también logra
aniquilarla, llevando al hombre solitario en su deambular por el túnel oscuro
desde la realidad palpable hacia la muerte. Se hace igual a la Coatlicue
prehispánica, la diosa mexicana de la vida y de la muerte. Inevitablemente
también nos
hace pensar en Ariadna,
aquella tejedora famosa y lejana de los destinos de los mortales.
El sentir profundo y casi
orgánico así como también el entendimiento sensible de la muerte acercan al
poeta colombiano sobre todo a la cultura mexicana de la muerte, al magnífico poemario
del poeta mexicano del siglo XX, José Gorostiza, “La muerte sin fin” (1939), a
la inquietante proyección del sueño en la obra de la monja mexicana de las
épocas pasadas, Sor Juana Inés de la Cruz...Y también a toda la lejana estirpe
de los poetas españoles, sumergidos profundamente en la mística de la muerte, como,
entre otros, al Jorge Manrique, Gustavo Adolfo Bécquer, Quevedo o Góngora.
Por supuesto,
este acercamiento a la tradición española se da de modo decisivo a través de la
lengua dentro del ámbito temático y no al nivel de la estética de la expresión poética.
La dulce Aniquirona” es una voz muy íntima, muy auténtica
del poeta que penetra con
todo su instinto creativo en la unidad del Universo, en la hermandad casi
mágica del Hombre con la Naturaleza, en la viva corriente sanguínea del bosque,
del río, de las nubes o de la piedra...
Y así nos hace entender que
esta alianza es eterna, sagrada e intrínseca a la condición humana, también al
planeta en la que nos tocó vivir.
“Słodka Aniquirona” es la
primera traducción del libro poético de Winston Morales Chavarro al polaco.
Barbara Stawicka-Pirecka
Poznań, noviembre de 2017
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