lunes, 23 de julio de 2012

ABRAHAM


VI

ABRAHAM



Ahora que he saltado del barro a la vida

Ahora que soy polvo, hojas secas, velámenes y flores

Me llaman Abraham.

Una voz y brisa de Kithara

Me condujo por los caminos olorosos de Siquem.

Soy Abraham

Dejé mi tierra, mis parientes y la casa de mis padres

Soy dueño de todo lo que alcanza  a visualizar mi pluma:

Los campos, las pirámides, las altas torres de trigo,

El agua de los cántaros

La mujer que entreabre sus contornos

A las gotas gentiles de la lluvia.

Soy Abraham

No conozco de grandes plagas;

Apenas sé de los estorninos,

De los tábanos y abetos,

Del albatros que se endurece como un barco

Y ondea sus plumajes y sus remos

Por las aguas cenicientas del Mar Muerto.

Me llaman Abraham

Formo parte de una gran nación;

Una nación que llueve y canta,

Salta hacia las arenas tórridas de Schuaima

Cuando el sol como agua

Humedece la piel reseca de los castaños

Y los labios virginales de todas las doncellas del Eufrates.

Soy Abraham

Mi nación es infinita y libre

No colinda con nada

No está demarcada por idiomas o banderas

Ni siquiera por el lenguaje de las hojas.

Desde el lugar donde esté

Toda la Tierra me pertenece.

Que griten de alegría los árboles del bosque

Que los ríos con sus aguas proclamen estas tierras.

Yo me levanto como el viento a las alturas

Y arropo con mis manos revestidas por la lluvia

Las arenas  desérticas de Canaán, de Ur, de Harán, de Betel,

De Hay, de Zoar y de Egipto.

En esta cumbre de flores y resinas frescas

Abriremos la encina sagrada de las premoniciones,

La limpiaremos,

La acondicionaremos para infinidad de cosas,

Esta será nuestra casa, nuestra Terra

La nación que carecerá de norte

El país que nos llamará a gritos

Para que lo habitemos.



sábado, 21 de julio de 2012

NOÉ


V

NOÉ



Me llamo Noé

Soy hijo de Lamec

Y descendiente de la lluvia

Soy hijo de esta ascensión de los seres al fuego

Creo en el origen de las cosas

En la evolución

En la muerte como amanecer

Y en la vida como pretexto de la muerte.

Me llamo Noé

No tengo arca

Ni siquiera un bote con remos

No he sufrido ningún tipo de diluvio

No he soportado el peso de la elección divina

Pero igual que el poeta de mi vida antepasada

He navegado todos los ríos

Todas las aguas

En busca del puente inteligible

Que me conduzca a Schuaima

Y al manantial sereno de todas las esencias.

Soy Noé


Y formo parte de las tribus del camino

Toda especie de animal me pertenece

Declaro como mías

Esa constelación de plumas que cruzan el Atlántico

Ese cielo de fósforos volátiles

Que besan a las estrellas en la hora nona.

Soy nieto de Matusalén

Y me apropio a voluntad

De los cisnes

De los peces y los pájaros

De las piedras y los riscos,

De los árboles.

Aunque no conozco en su totalidad el cosmos

Llevo en mis manos

El mapa de los pueblos

Por donde camino, navego, vuelo

Canto y elevo mi sueño

A otro minuto de ser

A otra corriente de río

A esperar a la niñez

-húmeda niñez, lluvia original-

Que viene de la arena

A restituirme

 A fortificarme

A transformarme

En otro diluvio

Y en otro tiempo de sequía.









viernes, 20 de julio de 2012

ABEL


IV

ABEL


 Caín

Hermano de vientos, nubes, diluvios y ríos

Un mar de luces opalinas gravita en los guáimaros de la ciénaga

Y se aglutina en mi espejo

Como un prisma que nos dice:

La muerte es una puerta

Y el tiempo una ventana

Por donde nuestros pasos presurosos

Perciben otras cosas, otros mundos.

Bello Caín

La quijada de burro con la cual me mataste

Tenía el olor de las encinas y los pinos,

De tus labios venían hasta mi norte

Unos chopos amarillos

Que enhilaban mis pétalos melancólicos

En el hilo de la muerte.

Hermano profanado por los cielos

El dolor de tu hacha cavernoso

Penetraba mi topografía más remota

Mi geografía y mi valle más sagrado.

Ante el golpe subceleste

Que yo he encontrado sutil y generoso

Y que tú asestaste con una sabiduría infinita

Yazgo en la orilla de tu río, pensativo.

Oh, amado Caín

Tus huellas de madreselva

Van decorando mis entrañas,

Van vistiendo de semillas, de hiedras y resinas olorosas

Mi cuerpo fatigado por los viajes.

Mi sudor se impregnaba de tus frutas;

Tus piñas, toronjas y zapotes

Decoraban mi cabeza

Con coronas tejidas por cientos de cuchillos.

Nada soy sin tu golpe

Herrero milenario;

Tus manos son el yunque

Que moldean, a la sombra de estas islas misteriosas,

La herradura, los cristales y los cuarzos

De otras Islas en el hado de la muerte.

Caín

Hermano de mis antepasados

Hay en ti un pretexto para silenciar la historia

Como si la memoria de las dagas

No aceptaran la muerte de Goliat


Como una templanza de David,

Mi muerte es una templanza tuya.

Amado Caín

Por tu golpe y tu palabra

He conocido el paraíso.





miércoles, 18 de julio de 2012

CAÍN


III

CAÍN




Mi quinto nombre es Caín

Soy la reencarnación del polvo

El hermano mayor de los caballos marinos

El barro que echó raíces

Hasta volverse un hombre

Un río de poemas y arboladuras.

Soy agricultor

Cultivo pájaros y frutas

He vivido la mayor parte del destierro en Nod

Al oriente del Edén

En donde el árbol prohibido

Se extiende hacia los caminos olorosos que ahora circundo.

Soy Caín

Hermano de Abel

Hermano de las hojas secas,

Del viento, de los pinos de Alepo,

De Set, del exilio y de las largas caminatas por la arena.

Gracias a la quijada de un burro

Conozco la voz de las orillas,

El crepitar de la lluvia sobre los mundos subterráneos

El silbido orquestal de las esferas,

Las regiones desérticas del cosmos,

El palpitar angustiado del Mar Muerto.

Soy hijo de una multiplicación de huesos,

De Adamá, de la luz,

del manantial prístino que manó de las manos de mi padre.

Cosecho peces, madreselvas, aves mitológicas,

La belleza de la divina providencia

En donde yo,

Labrador de las palabras,

Soy la parte onírica de las cosas.

Mi quinto nombre es Caín

Soy un barco de polvo

Uno de los primeros nómadas verdes;

De mí descienden Enoc, Irad, Metusael, Lamec

Y todos los hombres que tocan el arpa y la flauta.

No creo en los señalamientos, en las culpas,

Tampoco en el azar

Las cosas están escritas, prefijadas,

Soy agricultor

Y aunque a mi padre azul no le gusten mis cosechas

Hoy,

Después de tanto tiempo,

Vengo a ofrendarle mis poemas.