sábado, 20 de octubre de 2018

Prólogo de Barbara Stawicka-Pirecka al libro Słodka Aniquirona (Polish Edition) .









Se da la suerte a veces, que la fuerza de la poesía logre despertar la sensibilidad de un lector con el ímpetu de la corriente del río. Es entonces cuando el flujo de las imágenes ataca la conciencia con una energía de la dinámica interior, con un claroscuro muy especial, con la concentración o disolución del color, con la fuerza del sonido, intensidad del encanto, del asombro o de la angustia.

En el poemario de Winston Morales Chavarro se nos toman en posesión las fuerzas elementales, primarias y eternas. El tiempo deja de ser lineal, el espacio abarca cada vez las orillas nuevas y los atributos de lo masculino y de lo femenino se entrelazan con una fuerza del deseo casi cósmico e inevitable. La energía de las palabras se está acumulando y crece paulatinamente, las imágenes y los símbolos empiezan a sobreponerse dentro de sus capas semánticas, se hace cada vez más penetrante la sonoridad de una cadencia poética. El susurro, el grito y el lamento alcanzan un contrapunto que en su fondo no es sino una salmodia, fórmula de plegaria, de oración, del hechizo de la conciencia preparada poco a poco al enfrentamiento con la muerte. Aniquirona, “muchachita echa de luz”, está dotada por una fuerza de poesía de todos los atributos de la plenitud femenina y a la vez de la plenitud de los elementos: del agua, del fuego, de la tierra y del aire...





El poeta colombiano es un visionario, un alquimista de la palabra, del tiempo y del espacio en los que sus propias visiones llegan a sorprenderlo por la fuerza de la locura en ellos adormecida. Schuaima, el reino mítico creado por el poeta, es un espacio onírico del mito, del paraíso bíblico, de la antigua epifanía.

El lenguaje del poema se ramifica y resplandece con su luz interna, alcanzando los registros universales de la palabra poética – un encantamiento mágico pagano, un lamento primario y cósmico, la cumbre sensual y hierática del “Cantar de los Cantares”.





Winston Morales Chavarro es sin duda alguna dentro de su vuelo poético, un poeta de la totalidad de una condición humana. También es un artista profundamente consciente de sus mejores tradiciones de la literatura hispanoamericana (Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Octavio Paz, Xavier Villaurrutia), así como también de la tradición europea (Paul Valéry, William Blake, entre otros). En el espacio de la cultura, tanto el arquetipo como el mito pueden servirnos como las llaves mágicas de una interpretación casi cabalística de las complejas capas semánticas del poemario. Aniquirona, la que con su aliento aviva toda la materia, también logra aniquilarla, llevando al hombre solitario en su deambular por el túnel oscuro desde la realidad palpable hacia la muerte. Se hace igual a la Coatlicue prehispánica, la diosa mexicana de la vida y de la muerte. Inevitablemente también nos
hace pensar en Ariadna, aquella tejedora famosa y lejana de los destinos de los mortales.

El sentir profundo y casi orgánico así como también el entendimiento sensible de la muerte acercan al poeta colombiano sobre todo a la cultura mexicana de la muerte, al magnífico poemario del poeta mexicano del siglo XX, José Gorostiza, “La muerte sin fin” (1939), a la inquietante proyección del sueño en la obra de la monja mexicana de las épocas pasadas, Sor Juana Inés de la Cruz...Y también a toda la lejana estirpe de los poetas españoles, sumergidos profundamente en la mística de la muerte, como, entre otros, al Jorge Manrique, Gustavo Adolfo Bécquer, Quevedo o Góngora.





Por supuesto, este acercamiento a la tradición española se da de modo decisivo a través de la lengua dentro del ámbito temático y no al nivel de la estética de la expresión poética. La dulce Aniquirona” es una voz muy íntima, muy auténtica
del poeta que penetra con todo su instinto creativo en la unidad del Universo, en la hermandad casi mágica del Hombre con la Naturaleza, en la viva corriente sanguínea del bosque, del río, de las nubes o de la piedra...

Y así nos hace entender que esta alianza es eterna, sagrada e intrínseca a la condición humana, también al planeta en la que nos tocó vivir.

“Słodka Aniquirona” es la primera traducción del libro poético de Winston Morales Chavarro al polaco.


Barbara Stawicka-Pirecka
Poznań, noviembre de 2017