VII
Al pueblo de
Hazara.
Respiro
Me tomo los alientos que hay entre una vida y
otra.
Es lo único que queda
Lo que logro encapsular en el camino por la
muerte.
Todo sucede tan a prisa,
Apenas levanta uno la vista al aire
Y otro dardo es disparado
Con la mezquindad con que se dispara el
atributo
El sueño,
La pocilga que se tiende cada vez que fallece
un escritor.
Entre una vida y otra
Siempre habrá un resuello por recoger
Un lamento por coleccionar.
El cáñamo que se arrojó desde la infancia
Se va desmenuzando hasta quedar reducido a
eso:
Otro aliento;
Es como si uno recogiera con nostalgia
Los fardos que van tirando a la vera del
camino.
Nadie sabe quiénes son sus dueños
Nadie lo que llevan dentro.
Entre fardo y velas
Se va desmoronando la vida,
Lo que queda de su vaho.
El aliento puede ser el nuestro:
Una tímida esperanza empaquetada para la
suerte de los que faltan por morir.