XXIV
Con
la misma intensidad
Con
la que se honran las alturas
Honraré
tu sabio cuerpo Aniquirona
Como
se honra un muelle
Una
collera
O
un océano nocturno
En
los plácidos ámbitos del tiempo.
Con
la transparencia del amor infatigable y ebrio
honrará
tu collar de mariposa
tus
labios de gaviota subceleste,
tu
cabellera solitaria como un faro
en
una oscuridad tímida y plegada
de
velámenes y olores.
Honraré
tus senos de estatua grecorromana,
Tu
boca refulgente
Como
la hoguera del exilio
Tus
ojos negros y profundos
Como
el camino silencioso al Rogitama;
Río
que concentra en su corriente
Tu
súbito de estrella
Tu
cauce de pájaro metálico
Tus
vértices de luna llena
Entre
la materia y el espacio
La
máscara y el tiempo.
Honraré
tu fondo
Tu
esperma,
Tu
savia,
Tu
verbo
Tu
número en cualquier constelación y estado
Tu
mágica apariencia
Tu
forma fantasmagórica
Ese
sueño que tú eres
Ese
sueño que los dos forjamos
En
alguna noche solitaria
Desde
algún lúbrico rincón
Cuando
aún no entendíamos
La
razón ilógica del tiempo