sábado, 22 de febrero de 2014

ANIQUIRONA X



X




Me sobra coraje para amar la muerte
He viajado a mi niñez en sus espaldas
he visto los helechos colgantes en el patio
el árbol de la vida
el claro de luna
llegándome,
apaciguándome.

Gracias a la muerte
Estoy en Schuaima
Otro modo de existencia
Otra forma de quedarse
Y acostumbrarse a los recuerdos
A uno mismo,
A ese otro conocido.

La roldana y el cubo
Cantaron la caída de mi cuerpo
A través del túnel de las sombras
Su música blanca;
-Cántico dormido al final del pozo-
formó una gigantesca onda
que cubrió de canciones y músicas eternas
mi espíritu de pájaro
mi alma de águila nocturna.

Forastera
He abierto los ojos a la vida
Luego de ese viaje inexorable
Después del paso transitorio por el sueño.
La música de la roldana llegó como el sonido de las aguas.

Antes de que cayeran las hojas de los árboles
Antes de que el viento dibujara otro reloj
Con las estrellas
Estaba en Schuaima

Desprovisto de mi antigua ropa,
Desnudo,
Con los ojos abiertos
Entregado a la pasividad,
Al permanente transcurrir
Por el valle de las tristezas.

lunes, 17 de febrero de 2014

ANAGRAFÍAS-WINSTON MORALES CHAVARRO



Anagrafías sobre Winston Morales Chavarro
Ana Bertha López


Hay personas que te caen bien aún sin conocerlas personalmente y es muy grato cuando ese “caerse” bien se confirma cuando miras a los ojos de esa persona; ese fue el caso con Winston Morales Chavarro. Supe de él por nuestro dilecto y mutuo Juan Pomponio, quien me contó que, a su paso por Colombia, Winston se había portado muy bien con él, de alguna manera nos pusimos en contacto y nos escribimos un par de veces. Lo cierto fue que estuvo presente en el XV Encuentro Binacional de Escritores de Colombia y Venezuela, que se celebró en noviembre de 2007 en la ciudad de San Cristóbal. No sé por qué extraña razón mi mente había decidido que Winston sería un amable señor de alguna cierta edad; y resultó que no. Me encontré con un joven hombre que no llega a los cuarenta años, agradable, alegre y muy atractivo, de hecho unas cuantas féminas asistentes al evento lo comentaron. Un genuino representante del signo zodiacal regente el día de su nacimiento veinte de enero o sea, acuario: generoso, amigo, sensible, creativo, complicado, sencillo; uno y muchos al mismo tiempo. Al leer sus respuestas al cuestionario no me quedaron dudas, fueron respuestas breves, concisas, muchas llenas de romanticismo. “No tengo ratos libres, todos los días respiro y muevo los brazos”.

Para Winston todo es motivo de inspiración, incluso la falta de motivos es un nutriente para escribir. En su vida todo está relacionado con y por la poesía, la literatura: “No las desvinculo, más bien hallo correspondencias. La vida y el trabajo, desde la perspectiva literaria, necesariamente convergen, se vuelven una sola. La vida es literatura, no hay nada más revelador que ella, y el trabajo debe alimentarse de lo que la vida traza a través de la realidad, la suprarrealidad, la ficción y la no ficción, que en últimas se enlazan, se mezclan, se cruzan”. Por ello sus planes a corto, mediano y largo plazo son: “Escribir y escribir. Respirar. Amar y volver a escribir. No creo en los plazos, creo en los instantes, en la simultaneidad, en el retorno, en la vida a partir de la memoria. La vida hacia atrás, marcada por revelaciones de tipo onírico”.

En sus ojos hay un hermoso brillo que habla de amor a la vida, al hecho de vivir; una satisfacción de ser quien es y como es, un brillo que tal vez sea lo que lo vuelve más encantador. No se describe ni autodefine, para ello: “A través de mis libros. Mis poemas son el mejor espejo de lo que soy, incluso de lo que no”. Un hombre sensual y amoroso; lo primero queda al descubierto cuando leemos esta afirmación: “Al cuerpo de la mujer de cuya vida nunca he partido”, al responder cuál es el lugar al que quiere regresar; aunque ésta es una respuesta de doble filo pues puede leerse como la respuesta del hombre sensual que habla de una mujer-amante que ha habido en su vida, pero también puede ser la del hijo que anhela volver a la seguridad del vientre de la madre que es la mujer de cuya vida jamás partirá. Lo amoroso lo entendemos al leer su descripción del amor: “El amor es plenitud. Cuando amas, te conectas con el absoluto, hablas con las cosas mudas”. Y las dos definiciones se patentizan en su filosofía de vida: “El hombre tiene la edad de todas las mujeres. En ellas está la perpetuidad, la simultaneidad, el retorno”.

Winston Morales Chavarro Le preguntamos qué hace actualmente y su respuesta tal vez sea demasiado realista: “Trato de sobrevivir a las incoherencias colectivas e individuales. Trato de sobrevivir a la hecatombe nacional, a las rupturas que sufren a diario la tolerancia, la intimidad, el abrazo, el amor. Observo, me alimento, pero muchas veces ese alimento flagela, lastima, hace mella. Escribo, y la literatura en cierta forma libera, salva, cura. A través de ella hay catarsis, sin embargo, ¿cuándo y cuál la catarsis para el mundo?”. Y como la literatura es su vida, su mundo, le preguntamos si cree que la poesía está en crisis y nos contestó: “La crisis tiene poesía todo el tiempo. La poesía es suprahumana, los de la crisis somos los hombres”. Para él la poesía no sabe de élites, no tiene demarcaciones, limitaciones, clasificaciones. Decir que la poesía es de una élite es un despropósito de clases. El género no existe en la literatura. Opina que la musa llega y luego fabrica.

Un hombre que dice que la música vibra en él, de hecho de tener otra profesión dice: “Músico. Me hubiese encantado ser músico. De hecho, tuve un grupo de rock a finales de los 80’s. También hice radio, radio y televisión local. Me gustaría cantar las canciones de Joao Gilberto, los temas de Tom Jobim. Uno de mis proyectos es abrazar a Joao Gilberto antes de que este grande de la canción se aleje para siempre del Corcovado”. Y para completar agrega: “Híjole. La pregunta correcta sería, ¿qué música no te gusta? En orden de jerarquía me gustan el jazz, el blues, la bossa nova, el rock, el metal, la música alternativa. También disfruto de Manu Chao, a quien no puedo clasificar en ningún genero, y a otros grupos muy contemporáneos”.

Al hablar de Dios comenta que más que decir qué opina él de Dios le gustaría saber qué piensa Dios de él. En cuanto a su aspecto místico, la respuesta fue más parca: “Silencio, silencio, silencio. El poeta no habla”.

Como ya dijimos, todo en su vida se relaciona con la literatura, por eso no extraña para nada la descripción que de su familia hace: “Mi familia es un libro al que todos los días le salen más hojas y cuyo contenido es indescifrable”. Para Winston una grata anécdota es: “Mi encuentro con la literatura, sobre todo con la poesía”. Y un dolor: “El abandono de la escritura”. De su infancia dice: “Fui muy inmaduro. Mi infancia fue muy infantil. Todavía me cuesta madurar. La adultez me parece muy aburrida”. Será por ese aburrimiento que afirma: “Quisiera quedarme toda la vida en los 50. Tengo 45 y de allí no quiero pasar”.

De su cuerpo le gustan las manos y la espalda, aunque reconoce en el escritor un pequeño Narciso. Para él la vida, los seres humanos y los sentimientos son todo un mosaico, nada está desprendido. Existe una correspondencia entre todos los anteriores. Y él mismo es un mosaico de ideas, vivencias, sentimientos, gustos: “Me encantan los camarones, la comida china, el tamal huilense y la paella. Como ves, soy bastante heterogéneo en asuntos de estómago”. O al hablar de sus pintores favoritos: “Van Gogh, también Modigliani”. Un hombre complejamente sencillo... o sencillamente complejo. Un ser humano contento de vivir, de sentir, de respirar, de ser, que a la distancia se le nota ese gusto, esa contentura por la vida. Un poeta, un ser que escribe porque está vivo y siente la vida.

sábado, 15 de febrero de 2014

ANIQUIRONA IX



IX



La realidad no es inamovible
Y por eso
Puedo percibir mi yo
Bajo otras circunstancias
Puedo volar y reír
Puedo nadar, saltar, hacer cabriola
Festejarme en el prado
Respirar las piedras
Con la misma intensidad
Con que se respira el azahar y las guirnaldas.

Yo no pienso
Y me festejo de ello
Me alegra ser loco
Y por loco libre
Por libre feliz
Y por feliz
Intensamente
Irremediablemente eterno.

Extranjera
Amo la vida
Amo la muerte
En realidad no sé distinguir una de la otra.

He perdido además la noción del tiempo,
Me ocupan en la vida o en la muerte
Hechos más interesantes:
La puesta de los astros
El trote irremediable de los trenes
El bullicio de los niños
Las mariposas alocadas
El croar monorrítmico de las ranas.

Forastera
Soy hijo de Urano, de Marte, de Schuaima
Soy hermano de la tierra, de los árboles,
De los pájaros azules

Y así

A través de la interminable,
De la imperecedera
De la futurista naturaleza
Te veo tal como eres.


martes, 11 de febrero de 2014

TEMPS ERA TEMPS




TEMPS ERA TEMPS
WINSTON MORALES CHAVARRO
PRÓLOGO

El poeta nos confronta en su fuerte exposición con los dilemas más prominentes de nuestra efímera existencia. Se rebela contra la intransigencia del tiempo que se nos escapa y la muerte que se avecina, la injusticia, la mentira, la hipocresía, la ignorancia que incrementan a diario, y trata desesperadamente de imponer la luz creativa sobre estos flagelos de la Humanidad para advertirnos y exaltarnos.

         Fascinado por el capricho del reloj que nunca para, como un niño en busca de una fábula que lo salve del nefasto destino de ser devorado por el tiempo hambriento, encuen- tra su sustento¾ y quizás su salvación¾en la poesía, en el amor, en la justicia, en la verdad…y siempre en la música.

         El poeta pronto llega a la conclusión de que algo fatalmente injusto descarriló la trágica historia de la Humanidad después de habernos transformado en seres conscientes que podemos ser, en contraste con las fieras incoherentes que fuimos, para luego hacer la pregunta incontestable,  “ ¿Quién de ellos el culpable?”  De una manera casi, podríamos decir, bíblica, da su respuesta, “Usted sabe que ellos no saben lo que hacen”. 
          
Como otro poderoso Walt Whitman que nos asalta esta vez desde nuestro propio trópico, nos agarra por el cuello de la camisa y, sacudiendo,  nos recuerda, diciendo que a pesar de todos nuestros deseos, lo inevitable es que seremos arrastrados hacia la obscuridad final: “Ni la estrella, ni el sol, ni la aurora nos salvarán”.  Pero para darle rienda suelta a la libertad sexual de hombres y mujeres “donde la belleza sola habla”, enaltece a la Humanidad con su vigor sensual que nos otorgaría al menos el consuelo que tanto necesitamos y destruiría las barreras que nos impiden disfrutar de nuestra inmensamente generosa y conmovedora naturaleza.  ¿Y a quién podríamos culpar por tantas injusticias?, nos pregunta desesperadamente, “¿Quién urdió el mapa de esta geografía?” Sin embargo, su consistente y desaforada actitud whitmanesca nos reitera que la maldad no tiene el poder de mancillar nuestro sensible y verdadero íntimo ser porque todos somos completamente susceptibles al deseo de amar; amar en cualquiera de sus magníficas ramificaciones constructivas, incluyendo especialmente la aspiración y fortaleza sexual de hombres y mujeres por igual.
          
Aunque el poemario enfoca muy abiertamente conceptos muy universales, el amor patriótico del poeta lo fuerza a exhibir la llaga atormentadora que lo aflige cuando medita acerca de su propio amarillo, azul y rojo, atribuyendo sus inmensas tribulaciones a “la mano que escribe desde mis dedos”, sobre todo cuando trata de entender y quizás excusar lo que siente tan amargamente acerca de su amado “país herido donde no hay mejor lenguaje que el silencio”.  Ni como un mago frustrado que sin embargo podría quizás salvarnos, se torna indiferente y sordo donde “todo huele a moho”, en un mundo obstinado en destruirse. Pero añora por lo que podría transformarnos en el alma universal, en el principio activo del mundo, aunque a pesar de un pesimismo agobiante ante el horror apocalíptico que vislumbra, “ve belleza donde nadie la ve”. 

         El poeta se universaliza cuando suspira penosamente, como cualquier otro ser humano, cuando se enfrenta con el eterno combate entre la vida y la muerte, hacia esa luz “que está siempre destinada a apagarse.” Constante en su búsqueda del tiempo profano, añora por el regreso de su inocencia, su desnudez, su verdadera identidad sin ningún disfraz, y finalmente (hasta el infinito), el amor que todavía podría redimirnos porque “todo proviene de su abrazo, de su beso, de su piel que se funde y se quema” en aquel lugar prodigioso y mágico donde la sexualidad se mezcla con la absurda belleza e inmortalidad de la naturaleza, del mar. Es aquella naturaleza lo único que verdaderamente le queda a la humanidad, lo que podría nutrir nuestro espíritu y nos rodea constantemente, lo que no tiene límites en su abundancia. Esta conclusión lo anima y le da vida, más aún cuando se la ofrece a nosotros, sus lectores.

         Siempre en busca de la luz que alumbra desenmascarando el engaño, la mentira, la traición, la hipocresía; siempre alerta a lo que todavía podría salvarnos del precipicio donde la injusticia de la muerte nos quiere llevar, el poeta se sumerge en la apoteosis de la gloria, confrontando aquella muerte como uno de los aspectos de la vida misma al  sentir que su propio ser está fuertemente “conectado con el impulso de las estrellas”.

         Como un hechicero, un mago poético, Winston Morales Chavarro, enfoca a la Humanidad con sus ojos xeroftálmicos que penetran a través de toda la sequedad y opacidad que se imponen desde afuera de nuestra piel y nos impiden percibir con claridad. A veces se rebela impacientemente contra la ceguedad que no nos deja superar las llagas inevitables que nos están llevando hacia una conflagración universal donde la muerte reinaría sobre todos los dioses. A veces suena como si le estuviera hablando a una caterva de humanos sin sentido que han sido engañados por los místicos, tratando al mismo tiempo de desechar el horror y el pesimismo que le produce ver con claridad lo que el resto del mundo no ve . La belleza y el horror están siempre ligados y nos dice que hay que batallar para separarlos. Pero, afortunadamente, el amor y la música rescatadora y omnipresente, su buen deseo por la Humanidad que tanto dominan su pensamiento, lo salvan del suicidio, sobre todo cuando surge de su pluma fantasmagórica la desesperación del ser incomprendido.



Andrés Berger Kiss, Ph. D.
Lake Oswego, Oregon, EEUU