domingo, 16 de junio de 2013

ALFEO





Entre dos aguas,

En ríos de piedra y viejos cristales

Busco tu cuerpo Aretusa,

Tu carta natal -esquina última-

Los tibios maderos de tu obstinación,

La lluvia de enzimas de tu cabellera de polen.


Entre bosques de perturbaciones,

En medio de flores selváticas

Busco –como un león Marino en el azul de la tarde-

Tu cintura de dulces presagios,

Tus hombros desnudos,

La huella ligera de tu pie de ciruelo.

Entre dos efusiones,

En medio de cañaverales y mirlos lascivos

Busco el abanico de tus senos orlados,

La sonrisa vertical de tus piernas de diosa.

Entre dos fuegos,

En ríos de caracoles y besos balsámicos

Busco tu boca Aretusa

La tibia palabra que me condena y sujeta,

Las bóvedas implacables de tus paraísos perdidos.





jueves, 13 de junio de 2013

ANIQUIRONA I




Aniquirona
 
I
  
 
And I am looking for the voices on the road
to translate them
surely they will bear your name
I have learned to interpret the wind's voice
the same one that lullabies the leaves half-opened 
of your tree.
 
Aniquirona, Aniquirona!
They call you river and
in the frenetic droplets of the air
goes your breath holding on to the weathercocks
 
The sun lands impetuously
in the cup of my hand
with the gold and the wheat of your summit
Shall I ascend to the origins of language?
 
There the seagulls narrate
the difficult days of the sky
the mysterious transfer ot the clouds
 
Must I translate
the musical language of  mockingbirds and blackbirds
to know you?
 
Shall I ask myself
woman of long dreams
and inexplicable perils
to what country are you inviting me?
 
I hardly know your name
the river revealed it to me
and I know that Aniquirona is
the threshold to some other paths.
 
 
Winston Morales Chavarro 
 
 
 
 Translation: Luis Rafael Gálvez
 

domingo, 9 de junio de 2013

JASÓN


JASÓN






Todo es viejo en el amor, Medea:

El sexo, la tristeza, los caminos.

Nada es nuevo y nada está inventado.

Todo es necesario renovarlo,

Definirlo:

La manera en como se abarca el tiempo,

El repliegue de tus labios en mis comisuras,

El peso anodino de mis ojos en tus ojos.

Todo es viejo en el amor, Medea:

Las caricias han sido izadas en el tiempo

Los besos regodeados por la misma boca.

Sin embargo,

Cuando tus dedos caen como dos estrellas

Sobre mi geografía de velero muerto en el Cáucaso,

Mi expiración se torna pasajera

Mi resurrección se recompensa en el madero de tu cuerpo,

Mi vida se satisface en tus cabellos aromáticos.


Todo es viejo en la muerte de este hombre:

La cruz es la misma, el cuchillo idéntico,

El revólver puesto en la sien del que sueña y ama.

No obstante, hija de Eetes,

Cuando tus manos se hacen dueñas de mi fuego,

Cuando tus hierbas mágicas y tus brebajes alquímicos

Me surten de la juventud perdida en el ostracismo

Me sé por antonomasia el Argonauta de tus besos,

El marinero en busca del Vellocino perdido entre tus muslos.


Todo es viejo en este libro:

Teseo, Pólux, Fénix o Cástor

Han trasegado por estas fábulas desde antes de mi origen.

Sin embargo,

A la muerte es necesario recordarla,

Armarla en el confín de lo postergado y excluido;

Cuando tus noches se plegaban de mi sexo

Y en las riberas sibilinas de la Cólquide

Tus labios y tus bordes fueron míos

Ante la traición juramentada de mis prevaricaciones.
 












domingo, 2 de junio de 2013

MIENTRAS EL TIEMPO SEA NUESTRO



FORMAS DEL TIEMPO Y LA MEMORIA: MIENTRAS EL TIEMPO SEA NUESTRO

Por Jorge Ladino Gaitán Bayona


Mientras el tiempo sea nuestro (2013) es una antología poética donde se recoge la obra de Lilia Gutiérrez Riveros, Nelson Romero Guzmán, Winston Morales Chavarro, Hernán Vargascarreño y Andrés Berger Kiss. Su bello diseño, adelantado por Ediciones Exilio, está disponible a los lectores tanto en pasta dura como en pasta blanca. Son 339 páginas dando cuenta de diversas relaciones con el tiempo en los cuatro autores colombianos y el escritor húngaro: el tiempo del idilio en Lilia Gutiérrez; el tiempo de la creación pictórica y poética en Nelson Romero; el tiempo del mito en Winston Morales, el tiempo de las digresiones –sobre el viaje, los trenes y la palabra- en Hernán Vargascarreno; y el tiempo de la memoria en Andrés Berger Kiss.


La sección antológica de Lilia Gutiérrez Riveros se titula “Inventario 1985-2012” (p.p. 21-81). Esta poeta, nacida en Macaravita-Santander en 1956, ha publicado los libros Con las alas del tiempo (1985), Carta para Nora Böring (1994), La cuarta hoja del trébol (1997), Intervalos (2005) y Pasos alquilados (2011). El hilo conductor es la experiencia del tiempo como un idilio que lleva a la poeta a ser una con la naturaleza y la divinidad. Hay una visión panteísta en sus versos que le permite vivenciar misterios en cada forma circundante. Al respecto, la poeta -ganadora de varias distinciones literarias cuyo tema es la ecología- dice en su poema “Planeta de bolsillo”: “Recorro la elongación de un suspiro/ y protejo entre el bolsillo/ mi planeta de bosques y manglares/ sin ruidos en el aire/ y calma en las ciudades” (p. 58). Enaltece en sus textos lo sagrado de la libertad y la existencia: “la vida es un hilo/ en este paréntesis de eternidad” (p. 55). Esa eternidad la experimenta, sobre todo, cuando se abraza al mar, el gran útero inmortal.


La sección de Nelson Romero Guzmán se titula “Canción para un final” (p.p. 83-143). Este poeta y ensayista, nacido en Ataco-Tolima en 1952, es una de las voces más destacadas no sólo de su departamento, sino también de la lírica colombiana, no en vano su inclusión en varias antologías y sus premios recibidos, donde sobresalen el Premio Nacional de Poesía “Fernando Mejía Mejía” (1992), Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia (1999) y Premio Nacional de Literatura –modalidad poesía- del Instituto Distrital de Cultura y Turismo de la Alcaldía de Bogotá (2007). A nivel poético ha publicado Días sonámbulos (1988), Rumbos (1993), Surgidos de la luz (2000), Grafías del insecto (2005), La quinta del sordo (2006), Obras de mampostería (2007) y Apuntes para un cuaderno secreto (con la mexicana Kenia Cano, 2011). Desde Surgidos de la luz hasta el último de sus libros el poeta crea su belleza morando en otras bellezas: la de la propia poesía y la de la pintura. El arte es su casa y la fuente de sus versos, de ahí, por ejemplo, el recurso de la écfrasis (intertextualidad donde los poemas nacen como inspiración, recreación o resignificación de obras existentes en las artes visuales). La écfrasis le deja ponerse la máscara de Vincent Van Gogh en Surgidos de la luz, la de Goya en La quinta del sordo y la de otros pintores en textos líricos posteriores. Sus poemas no sólo son ricos en metáforas y figuras retóricas, sino también en propuestas estéticas donde los géneros literarios parecieran diluir sus fronteras cuando se cuentan historias desde el verso o la prosa poética. Su lírica imagina con intensidad los tiempos de la creación estética de artistas geniales y malditos a los que rodearon fantasmas, delirios, penurias y reproches. Las otras máscaras de la voz poética son las de Antonin Artaud, el Conde de Lautréamont, Jean Genet, entre otros. El poeta se desdobla, es otro, atormentado y visionario en la creación, tal como pareciera advertirse en el poema en prosa “Carta devuelta”: “En mi íntimo ser batalla otro ser, de negros apetitos” (p. 97).


La sección de Winston Morales Chavarro se titula “Selección de poemas” (p.p. 145-206). Este escritor, nacido en Neiva-Huila en 1969, es ganador de varios galardones, entre los que vale resaltar el Concurso Nacional de Poesía “Euclides Jaramillo Arango” (2000), Premio Nacional de Poesía de la Universidad de Antioquia (2001) y Premio Nacional de Poesía Universidad Tecnológica de Bolívar (2005). En su obra poética se encuentran los libros Aniquirona (1998), De regreso a Schuaima (2001), Memorias de Alexander de Brucco (2002), Camino a Rogitama (2010) y La ciudad de las piedras que cantan (2011). Su poesía, abundante en metáforas sugestivas, se funda en los tiempos del mito. Hechos y personajes de la Biblia son astutamente recreados en Memorias de Alexander de Brucco. En otros libros el poeta busca músicas milenarias en pájaros, volcanes y aguas de lluvias, ríos y mares; músicas que lo llevan a Schuaima, “el reino del gran más allá”, donde el hombre es capaz de vivir plácido, incluso al saberse cercado por la muerte “como el rumor de un río” (159). El tiempo del mito griego se evidencia en Camino a Rogitama, donde los mismos títulos de los poemas anuncian los dioses y héroes: “Hércules”, “Orfeo”, “Apolo”, “Ícaro”, entre otros.


La sección de Hernán Vargascarreño tiene como título “Palabra varia” (p.p. 207-268). Este escritor, nacido en Zapatoca-Santander en 1960 y conocido como traductor, tiene publicados dos atractivos libros de poesía: País íntimo (2003) y Piedra a piedra (2010). En el primero la dedicatoria al cuento “El guardagujas” de Juan José Arreola indica una de las obsesiones temáticas: el tren, no como símbolo del progreso, sino en su condición fantástica. La brevedad de sus textos líricos, eclosivos en sentidos y en miradas filosóficas, juega con el tema del viaje y el retorno, a partir de imágenes sobre el tren de los dioses, el tren del sueño, el tren del deseo, también trenes silenciosos, invisibles, locos y cuerdos. Hay un tren para cada ser y de eso dan cuenta los versos. El tiempo de las digresiones frente a la vida, sus viajes y despedidas, es también parte de Piedra a piedra, libro donde también se da la autoconciencia sobre el poder de las palabras, su condición mágica, su relación con la divinidad y la forma en que “guardan lumbre/ para otros tiempos más aciagos” (p. 239).


Cierra el libro la sección del escritor húngaro Andrés Berger Kiss, bajo el título “Mientras el tiempo sea nuestro”, justamente el nombre que asume la antología total. Este autor, nacido en Szombathely en 1927, ha nutrido su sensibilidad estética a partir de sus viajes (los primeros forzosos por la condición judaica de su línea paterna). Transitó por Colombia, Estados Unidos y otras geografías. Aparte de su labor como cuentista y novelista ha publicado los libros de poesía Voces de la tierra (1995, bilingüe, Voices from the Earth) y Mis tres patrias (2004). Esa condición judaica -donde son fundamentales la memoria, el exilio y el libro como morada- hace que su creación estética juegue con lo autobiográfico. El tiempo de la memoria no es sólo el de la evocación de la geografía colombiana y su infancia placentera en Medellín, sino también el de la rememoración dolorosa de la locura de su hermano internado en Sibaté-Colombia (“Un poema para Piter”) y el de los miedos y mutilaciones -de tierra, familia y afectos- a que se vieron sometidos sus padres, abuelos y allegados que abandonaron sus hogares por las cualidades de su sangre (a diferencia de los 17 miembros de su familia que sucumbieron ante los nazis durante el Holocausto). Esos poemas signados por la rememoración dolorosa son de buena factura poética por la mesura y poder sugestivo del verso al abordar realidades crudas sin caer en tonos quejumbrosos, así como se descubre en sus poemas “En el tren del exilio” y “El día que comenzó nuestro exilio”, donde se refiere que “el pueblo sin brújula ya iba por caminos inciertos” (p. 276).
Libro reseñado

Mientras el tiempo sea nuestro, antología poética. Lilia Gutiérrez Riveros, Nelson Romero Guzmán, Winston Morales Chavarro y Andrés Berger Kiss. Bogotá-Santa Marta, Colombia: Ediciones Exilio, 339 páginas.