domingo, 3 de febrero de 2013

CORO DE GENTILES EN LAS AFUERAS DE BELÉN




¿Quién es éste que viene en un pollino
 como si el asna con su crío

 fuera el mejor de los santuarios?

 ¿Quién es éste que solía gravitar sobre las aguas

 desafiaba la luz y sus orillas

 y ahora camina sosegado

 sobre las anchas hojas del yarumo?



¿Quién es éste que entra en Rogitama como el mejor de los monarcas

 conoce los territorios de las sombras,

 los precipicios de la muerte

 como las palmas de la mano y sus líneas?

 Este es el danzante de las músicas del cosmos

 La luz que multiplica los peces de los ríos,

 El fuego que llamea en los postigos del sueño.
Cuando sus manos danzan es la lluvia la que danza
 Cuando sus ropas brillan es la luz de otras orillas
 Cuando su neuma emana  es el sol y las estrellas las que emanan.

 ¿Quién es éste que despacha con su voz de agua pura

 A todos los vendedores del templo

 Y redime a la ramera

 Como al más noble de los frutos?

 ¿Quién es éste que una vez crucificado

 se levanta del sepulcro

 llena sus manos de semillas y corales

 y parte con sus trajes

 por los recovecos de las sombras?



¿Quién es éste que multiplicará de nuevo el viaje

 remontará sus pasos por el mundo

 y vendrá a redimirnos?

 Este es el profeta de las sinagogas

 El amo de los árboles del bosque
El padre de todas las esferas
El conocedor de todas las orillas.

Cuando su voz canta es la voz del trueno,

Cuando sus labios hablan es la lengua de la lluvia,

Cuando sus ojos miran son las luminarias las que miran.



¿Quién es éste que conoce los lenguajes de la Tierra

 habla el idioma de los grillos

 y traduce la voz de las quebradas?

 ¿Quién es éste que ama a todas las mujeres

 resucita a los hijos de las sombras

 y da la música al sordo

 y el camino al paralítico?

 ¿Quién es éste que una vez izado en el madero

 divide al humano del humano

 al hombre de los hombres

 y marca el mapa del sepulcro

 para que las luces que se enciendan

 conozcan el camino?

 Este es el hijo de las selvas;

Cualquier sonido que emane de su boca
Se multiplicará setenta veces siete

 En la boca de otros pobladores
Cualquier milagro que fluya de su vida
 Nos nutrirá en la espera de otras muertes,

 Cualquier intento de escalada
 Será la brújula a la luz

 La veleta que anuncie otros caminos.

 ¿Quién es éste

 que una vez desnudo

 resplandecía como el trigo,

 como el ágora, como el espejo?

 ¿Quién es éste que herido y flagelado

 era capaz de sonreír

 mostrar su gracia a los planetas

 y resucitar en medio de las malas premoniciones?

 Este es el hijo de la noche;

Una sola palabra suya

Bastará para minimizar la especie
Una sola palabra suya
Multiplicará el poema
Una sola palabra suya
Será nuestro retorno.































































domingo, 27 de enero de 2013

MARÍA MAGDALENA



XX

CARTA  DE UN ESCRIBA A MAGDALENA




Yo no sé de dobleces de campanas

De sanear o purificar sepulcros

Pero un torbellino de hojas secas me conduce hacia tu vientre

Y alguna parte de esa música secreta

Que tú reinventas y traduces.

Yo no sé de multiplicación de pájaros y peces

Ni siquiera escanciar las ánforas de vino

Pero busco tu cuerpo Magdalena

Como si fuera ese santuario

Donde redimir mis carnes y mis velas

Agobiadas por los golpes de las sombras.

Yo no sé de resurrecciones

-Acaso mi carne no soporte tantas instancias-

No se perdonar las querellas con el polvo

Pronosticar las épocas de lluvia

Pero estoy seguro Magdalena

Que mi amor te reivindica de las culpas

Y talla en tu ofertorio

Una parvada de pájaros azules

Donde sopesar tus deudas y tus vinos.

Yo no sé de estrellas y ovellones

De esferas cuyo fin esté más allá del cosmos,

Pero mi conocimiento en tu cabello

Quiebra los mapas

Y mis manos no poseen otro lenguaje

Que el mismo que tú diagramas

En el río de la muerte.

Desde las selvas sirias

Hasta el mar occidental,

Desde el monte Nebo

Hasta el río Rogitama

Irá mi ancho y dulce amor, bella Magdalena,

Revestido de luz para tus hombros

Y un collar de caracolas

Hará tejido con peces de distintas geografías

Para adornar tu pubis

Y tus cabellos crispados por los astros.

Yo no sé de oratorias y viejas enseñanzas

Mi lenguaje no supera los silencios de la tierra

Pero acaso me domina la palabra

Y un Te Amo

No sea otra respuesta

Que el peso enamorado de esta cruz.









domingo, 20 de enero de 2013

LÁZARO



XIX

LÁZARO

A Jader Rivera Monje.





Ahora que soy tantas cosas al tiempo

Ahora que asumo mis vidas pretéritas

Y las lanzo a la carne o al barro

para que se vuelvan poemas

o pequeñas hojas que se enfrenten

al aire rizado del Zaire

me llaman Lázaro.



Soy Lázaro

El hijo de Betania

El hermano de Martha y de María

He conocido la muerte

Su río de rosas, gladiolos, violetas, mirtos y lirios

Que he transitado, navegado y respirado

En los cuatro días que duró

Esa odisea por el mundo fascinante de las sombras.



Soy Lázaro

Tengo setenta nombres

Música, viento, pájaro, buey, lluvia

Son algunos de ellos

Creo en la resurrección

En la pervivencia

En el soplo cálido que trasciende

Más allá de estas tribus.

Me he levantado del barro nueve veces

Y ahora

Soy el polvo que no vuelve al polvo.

Mis manos y pies

Todavía están atados con envolturas de entierro

Pero también es cierto



Que bajo mi cuerpo crece la hierba

Circundan el gusano, el ciempiés, las calambrinas olorosas,

La gaviota que remonta su vuelo

En busca de otras corrientes de aire.



Soy Lázaro

Habitante de Betania

Amigo de las sinagogas

De Canaám, de Cafarnaum, de Nazaret, de Galilea

Y de otras tierras lejanas

Cuyos nombres no entenderían

Tengo el rostro cubierto con un paño

Pero cada vez que me levanto a la vida

Cada vez que una mariposa

Me recuerda que he nacido de nuevo

El paño va cediendo paso

A otras estrellas, a otras luces, a nuevas especies de animales,

A otros caminos.



Soy Lázaro

Y en este viaje al final de la vida

Me sentaré sobre otra roca

A hilar el cordón sagrado

El pedazo de río

Que me devuelva a otra corriente

En donde todas las voces clamen,

Todos los músicos canten,

Todas las lluvias digan:

“Lázaro, levántate!”