lunes, 15 de octubre de 2012

EZEQUIEL


XVI


LOS VIAJES DE EZEQUIEL


 

Entre trompetas feéricas
-Altas trombas que viajan por el éter-
tuvo sus visiones Ezequiel.

Arabescos timbrados en el aire
Le advirtieron de las cosas
Que buenamente ocurrirían
A través de las ranuras de la noche.

Y vio Ezequiel todo lo que acontecería en un futuro:
Cómo estaría de cambiante todo,
Cómo el caballo del Apocalipsis
Transitaría por las hordas del desierto
Hasta arrasar con los campanarios de la iglesia.

El remolino de bronce y fuego
En el cual se movilizaba
Lo transportó por la antigua tierra de Judá ,
También por los tiempos
Posteriores a su carne;
Tiempo de la guillotina
Que se descuelga de los territorios de Proserpina
Masacrando el cráneo del revólver,
Del cuchillo, de la honda.

Y vio Ezequiel a través de las órbitas del cielo
Las huestes de los pueblos levantándose,
Desmoronándose como castillos de naipes,
Como una soldadesca de plomo
En las orillas de las llamas.

Y escuchó Ezequiel los quejidos de la tierra
Los timbales de los cuarzos en lo profundo del espejo.

E interpretó Ezequiel,
Cómo avanzaba todo,
Cómo se movilizaban las grandes guarniciones de la guerra,
Los ejércitos del hambre
Los números del desalmado en las inscripciones de las altas cordilleras.

Y sintió Ezequiel,
otra mañana,
Otro sueño rodando por la casa del durmiente,
Otro sol, otra sombra
Otro Ezequiel observándose a sí mismo.

 

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 1 de octubre de 2012

JOB

XV

CARTA DE JOB

(A los desposeídos)




Despertar y empezar a ser el sueño,

Empezar a ser

Esas águilas nocturnas

Que montan sobre el viento

De cachingos perfumados

Sobre las tibias cavilaciones de Betfagè.

Empezar y despertar

A transformaciones extrañas.

Despertar y comprender la muerte,

La elasticidad de sus tinieblas,

Su luz de icono

Sobre el tapiz mediterráneo de los sueños.

Despertar a la lepra,

Al hambre, a los cansancios

Abrir los ojos a la vida.

Caminar por las arenas desérticas de Egipto

Comprender el salitre de los astros,

El viaje hacia la tierra prometida,

 Los anchos olores de la muerte.

No pensar, no dudar,

Creer en la cruz y en sus palabras

No reflexionar la cercanía del olvido

No cuestionar el equipaje de los muertos.

Empezar a ser resurrección,

Pervivencia;

Ser de nuevo Job:

El hijo más querido de la carne

El bienamado hijo de la noche.

Despertar y empezar a ser el sueño

-Sin evitarlo me persiguen las fuerzas del sepulcro

inevitable

me encandilan sus hedores,

inevitable me pueblan sus fantasmas

sus voces, sus ecos, sus hambres,

inevitable soy un hombre, pudiendo ser un santo,

y las negaciones del Apóstol

reivindican mis trayectos-.

Despertar y empezar a ser el sueño,

La muerte:

Empezar a ser.



















sábado, 22 de septiembre de 2012

PAULINHO DA VIOLA

ELÍAS


XIV


EL CARRO DE ELÍAS


 
“Me arrepiento de haberme
tomado tanto trabajo en
destruir la ignorancia”.
Roger Bacon.

 
Inmolo mis poemas para que sobrevivan a la muerte
Y las piezas fugitivas de la hoguera
Llamean en el borde de la espada como el carro iluminado del profeta.

Elías es su nombre:
Viaja en puño de acero, humo y fuego
Bruñido el carruaje en su singular espejo
A través del mar y sus orillas.

Elías es su nombre
En dirección ascendente hacia el abismo
-De donde proviene-
El hombre desaparece como una ola,
Se doblega como una rama sobre su última esquina,
Como un cuchillo sobre su piedra de afilar.

Donde mora un nebuloso ser llamado Dios
Elías irrumpe con su música secreta,
Y el universo de expande ante la tonalidad
-Constante y simultánea-
De un carro de fuego
Montado por un hombre.

Elías es su nombre
Nadie sabe su lugar de origen
El sitio exacto por donde dejó la tierra
Llegado al punto de lo absoluto y verdadero
Todos dicen que fue agarrado también de los cabellos
Y obligado a abandonar el mundo de los muertos.

Elías sigue siendo su nombre
Así se aparezca en la cima de una extrañísima montaña
Transfigurado por la luz
Y las emanaciones de otra muerte.

Elías es su nombre
Posee el poder de llegar a los lejanos velos
Y sacar del flujo magnético del cosmos
El oro, el cinabrio, la sangre, las palabras.

Del mismo modo del que se sirvió
Del cáliz y del vino
Para llevar su espíritu al mar de las ilimitadas olas
Así Elías emprenderá su viaje 
Por lo manifiesto, por el mundo
Hacia un paradigma eterno
-Sin duración o calidad-
para despertar a través de la sustancia
en los recovecos de otra blanquísima colina.