domingo, 10 de abril de 2016

¿A DÓNDE VAN LOS DÍAS TRANSCURRIDOS? VIII



VIII



Y la casa se fue resquebrajando.

Fue como una fruta fresca,

Expuesta al maderamen de los días.

Entonces se fue hinchando para sí;

Se fue desmoronando sobre la arenisca de la noche.

Los dedos dolían tratando de frenar su precipicio,

Tratando de interrumpir lo inexorable:

Cuando algo está al borde del abismo

-como la muerte misma-

No hay ángel o demonio que detengan lo que Dios pone a rodar.






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