sábado, 5 de octubre de 2013

PAN Y SÍRINX



XXII

PAN

 




 Sírinx, Sírinx!

Me llega tu nombre a través del Valle y las quebradas.

Hay en ti un rumor de bosque,

De íbice y flauta carriza

Que yo,

Dios de los pastores y de las cabras,

No logro descifrar.


¿Qué es esa música secreta que viene de tus entrañas,

De la mata de polen de tus labios de estrella?

Jamás mis sentidos percibieron tal concordancia

Tanta correspondencia en un solo organismo.


¿Dónde ese equilibrio de fémina flotante,

Esa hilera de musgos en tus pechos de árbol?

La fertilidad tiene su propio paraíso

Y la mía

Comienza en tus muslos caldeados;

En los abrazos proveídos detrás del fuego y el río.

Sírinx!

¿No escuchas mi canto?

¿No te enternece el hilo de agua que baja de mis rodillas?:

Es el canto del que me ha provisto Natura

La música dada por Apolo para resumirme en tu boca.

No ves cómo me crispa tu aliento,

Tu cabello imposible,

Tus pantorrillas de loba?

Sírinx, Sírinx!


Abajo los frenos, las poleas, las rosas

Que caiga tu pelo en mi pelo

Tu espalda en mi espalda,

Tu pecho en mis manos

Que a los dos nos aguarda

Una serenata de velas y oleajes marinos,

Un rumor de piedra y acantilado.












1 comentario:

Anónimo dijo...

"Que a los dos nos aguarda

Una serenata de velas y oleajes marinos,

Un rumor de piedra y acantilado". Es hermoso, especialmente este último verso, gracias Wiston por compartir la magia, sensibilidad y armonía del hombre con la naturaleza a través de tu poesía