sábado, 1 de junio de 2013

ORFEO



V

ORFEO



El amor, Eurídice,

La única razón suspendida en el aire de las cosas.

De ahora en adelante es necesario repetirlo:

¿Qué más le queda al hombre

Después de transitar por el averno?


¿Qué más si no el Amor?

El ribete, el viento, los molinos?

Viene y va el ala herida del viajero,

Caen infinitamente las hojas del crepúsculo,

Brillan momentáneamente las monedas.


¿Y el Amor?

Quedan sus ángulos,

Su espada penetrando el Aquerón,

Sus fuegos y calores en las puertas de la hechicería.

Es mentira que el amor se nutra de lo nuevo,

Es igual de inexistente el ímpetu de la muerte en ciertos corredores:

El amor es uno solo;

Tiene el peso y la frescura de una Muchedumbre,

La fuerza de un ejército en las postrimerías de la capitulación.

El amor, Eurídice,


No hay una cosa más noble y más pesada,

No hay un héroe que logre más de sus relojes,

No existe el gladiador que recupere más de sus cábalas.

Todo pasa,

Todo envejece en las aguas de la Estigia;

Las cosas perecen en los cuartos del anonimato.

Sólo el amor,

Ataviado con su espada y su broquel,

Penetra las conjeturas de Plutón,

Se pasea por las curvas meridianas de todos sus palacios.


 

 

 

 

 

 

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