sábado, 27 de abril de 2013

EL HOMBRE

 


XXXI 


Mashiaj es mi Pastor

Nada me falta.

Me sobrarán las frutas, las hojas, las veletas,

Las esferas que transitan por el éter,

El poema que crece silencioso

En el árbol prohibido y permisivo de la noche.

Mashiaj es mi Pastor

Nada me falta.

Me supliré de las cosas  que circundan por el mundo:

Los cantos, las quebradas, las orillas

Y recostaré mi espalda

Sobre las piedras del desierto,

Contemplaré el vuelo estrepitoso de los ríos

Sobre el lienzo claro-oscuro de los valles.

En la época en que escasee la vida

Y Satanás se levante como un himno en la baraja

Mashiaj me surtirá de la frescura:

Caminaré desnudo por el cosmos

Como una estrella más del infinito

Como un cometa sobre el lienzo luminoso de la muerte.

Y vendrán la fama y la derrota

Como dos hermanas, hijas de Calíope,

Y no les temeré

ni huiré de ellas

porque suyo es mi pecho

que discurre como el agua

y suyo es mi paladar

que saborea la caída.

Mashiaj es mi Pastor

Nada me falta;

Los tres días de oscuridad

Me harán reflexionar sobre las sombras;

Las hormigas diminutas del desierto

No roerán un céntimo de aire,

La destrucción de las ciudades

No oscurecerán el diario florecer

De las lluvias y los astros;

Y vendrá la luz con sus velos y sus danzas

-Acaso mi ceguera se nutrirá de estas canciones-

y mi espada se surtirá de sus cabellos

rompiendo el abismo hacia la tierra prometida.










3 comentarios:

marina carriba rossello dijo...

bello este poema, sublime diría

Jaime Arturo Martínez dijo...

Es un texto con buena arquitectura y peso específico.

RAQUEL MOLINA dijo...

Raquel

Me llama la atención el peso religioso y el tono judaico