VII
LOT
Sodoma
Por tus tierras descienden cenizas
Tristes las liras de tus valles
Que no saben otra cosa que el silencio.
¿A dónde se fueron tus redes oceánicas,
El olor a brea de tus barcos
Y tus toneles rebosantes de vino?
¿Acaso no había en tus vísceras
Diez hombres que te salvaran?
Por amor a los diez
La lluvia de azufre y fuego
Sería maná sagrado
O una manifestación de peces y de pájaros.
Gomorra
¿Qué era ese humo que subía a las estrellas
Como el vaho de un horno?
¿Qué era esa columna de nube y polvo
De la cual manaban piedras y fuego?
¿Qué vieron los ojos
Que antes de ser sal fueron luz?
Levántate de tus cenizas
Como el ave que remonta vuelo a las alturas,
Levántate que las estatuas de sal
Ya han despertado del sueño,
Levántate Fénix de los escombros
Y busca tu nuevo nido
Donde incubar a los hombres;
Que entre tus patas
El fuego arroje a las playas de Saidam
Polluelos montados al viento
Que hablen de las cosas inanimadas y vistas.
Sodoma y Gomorra
¿Qué había más allá de la sal, de Zoar y los
valles?
Que la brisa Maarabit traiga tus palabras.
Yo soy Lot
El hombre que corrió a las montañas
El padre de los moabitas y amonitas,
El hombre que se sentaba a las puertas de
Sodoma
A mirar pasar el viento,
Las caravanas, los nómadas verdes, los ríos,
El Milano que insistía en navegar a las
alturas;
El varón que hoy,
Después de este silencio milenario,
Cambia todas las tierras:
Zoar, Moab, Néguev, Gerar, Shur,
Cades y Séforis
Por mirar hacia atrás,
Por quedarse en el valle como gigante de
piedra
Con el espejo y la imagen
Que solo conocen la sal y la muerte
Y los que tuvieron la osadía de mirarte a la
cara.
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