XXVIII
Él es el innombrable,
El nefando.
Le llaman Hunab Kú (Dios uno).
Él es el hombre de los sesenta rostros,
El varón que habita el fin o la curva.
Le frecuento desde la noche de mi
quinqué,
Desde su origen como padre de las
abejas.
“Aquí nació Hunab Kú”
-revela en la inscripción la hoja de
los orillos-.
“nació pero no yace”
objetan las voces de un coro de ciegos.
¿No era éste el hereje?
¿No era éste el indeterminado, el de
las artes adivinatorias,
Amante de la estrella roja?
Aquí yace Hunab Kú;
Han quedado sus adjetivos en los
objetos,
Su voz de perdigón herido
En los quebrantos de los creadores y
formadores
El polvo de proyección en el área de
Rogitama.
Los Hermanos de Paxil y Cayalá celebran
su viaje,
Saben de su retorno por Tenochtitlan,
De su regreso a la esencia de las
cosas,
Del matrimonio del hombre con la tierra
negra
Con la Estrella en las Piedras
de Schuaima.
Él es el hombre del fin o la curva
El adepto del gran magisterio,
padre de Macuil Xochitl
hijo de la nueva eucaristía.
Su voz se fortalece a través de los
cristales,
Resuena en el fuego sobrenatural de la
chispa divina.
Aquí yace el poseso,
-dicen en coro los viandantes del éter-
Yace pero sin embargo se levanta.
Lo vemos trasegar por la superciencia
del HOMBRE
Por la alegoría insoportable de la
caverna.
1 comentario:
winston
he leído parte de tus posteos
descubro mi idioma, las palabras que quizás también use, pero descubro
una manera de decir,una postura ante los mundos pasados, los que somos y los que quizás vendrán
y me gusta tu temática conlleva y me lleva a fundación y pachamama
pasaré pronto a profundizar la lectura
saludos y felicitaciones, desde argentina
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