XVIII
A la Lux
Bienhechora en la
Obscuridad.
Ixchel
Grado infinitesimal de la muerte,
Mujer que está más allá de lo físico,
Más allá de lo temporal y lo exacto;
Tiene la facultad de dibujarse a sí
misma
Sobre la superficie de los cristales,
Las cuevas de Uleu,
Las cúpulas de las piedras;
Posee la virtud de la luz y las sombras
De oscurecerse sobre las herraduras de
los molinos,
De transitar con sus runas y ecos
sagrados
Por las voces secretas de los espejos.
Desde la aparición de los primeros
idiomas
En la lengua de fuego del cosmos
Ixchel
Se transforma en el eterno principio,
el Templo y la roca donde se talla la
muerte,
La puerta y el tiempo por donde
transita la espada.
La ley del péndulo
Gravita sobre las cosas de ella;
Todo lo que va
Necesariamente regresa:
La vida, la muerte, los caminos,
El eco de los acantilados
Sobre las rocas atiborradas de los
desiertos.
Ixchel
La deidad de los estambres y las
campánulas al viento,
Mujer extraída de los elementales del
agua,
Del corazón de la Terra
Del infinito relámpago de los sueños
Viene y se posa ahora sobre la muerte
Y su voz reluce como los fuelles
En la frente reseca de los mortales:
Los elegidos que emprenden su viaje
Por las flamas inconmensurables
De las otras presencias.
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