jueves, 27 de marzo de 2008

Hermético

Hermético

Winston Morales Chavarro

Mi padre espiritual, Hermes Trismegisto, desmitificó, desde la noche de los tiempos, el asunto de las verdades absolutas. “Como es arriba es abajo –decía-, nada se contradice sino que interactúa”. A raíz de tal afirmación, de tal exégesis, he cultivado desde niño el deleite por los saberes esotéricos. Nunca he creído en las verdades absolutas, en las autopistas cerradas, en las apariencias que nos dan y entregan los sentidos, la política –que sólo cree en la izquierda o la derecha-, la cultura -que nos enseñó desde siempre que el hombre debe ser polígamo y la mujer monógama (por no decir monótona)-.
A estas alturas de mi vida, cuando ya toco las puertas de la muerte, sé que todo es factible de ser cuestionado, refutado, reinterpretado. Para el hombre prerenacentista la tierra era plana y el sol giraba alrededor de ella –una muestra de nuestro egocentrismo-. Para las culturas mesoamericanas la tierra estaba suspendida sobre cocodrilos, ceibas y el caparazón de tortugas. Para los racionalistas no hay mundo más allá de sus narices, para los cristianos sólo hay un dios justo y verdadero, es decir que los islámicos, los budistas, los sufíes o los politeístas, como yo, estamos perdiendo el tiempo y tenemos el infierno ganado, lo que arroja la terrible noticia de que en el día del juicio final no podrán tocar las campanas del nirvana los pecadores, las prostitutas, los homosexuales, los agiotistas, los catadores - como yo - de peyote o de yagé.
No hay peor ciego que aquel que no quiere ver y nosotros, sobre todo los occidentales, tenemos una venda del tamaño de una nube. Todo esto para aterrizar en nuestro departamento y hablar de la inmolación de la que fue víctima una mujer, a manos de su marido, cuando éste, un pobre campesino del sur, creyó librarla del pecado original prendiéndole candela. García Márquez lo dijo: “la realidad supera a la ficción”. Por eso, lo que acaba de suceder parece un pasaje de Las mil y una noches o un fragmento del hermoso libro Calila y Dimna. No obstante, ¿a quién culpar?, ¿a quién enjuiciar?, ¿al pobre campesino o al sistema?, ¿al hombre que creyó en el pecado o a la iglesia que lo condujo, con sus moralismos y taras religiosas, a inmolar a su esposa como único camino de liberación? Las verdades absolutas, los discursos moralistas, son tan peligrosos como un cuchillo en manos de la adolescencia. En antaño, para nombrar sólo un caso, la gula, como el ocio, eran pecados capitales. Es decir que quien esto escribe es y será pecador de aquí a Cafarnaúm; en lugar del discurso de mi amado presidente Álvaro Uribe (trabajar, trabajar y trabajar, discurso por demás calamitoso), prefiero vagar, meditar y contemplar. Los radicalismos, sean cristianos o islámicos, son tan cuestionables como el término terrorista. ¿A cuántos creyentes mataron los romanos?, ¿a cuántos moros los católicos?, ¿a cuántos judíos y gitanos los alemanes? Toda verdad absoluta es espantosa, toda afirmación de a puño excluyente, toda posición una eliminación del “Otro”.
Cuenta la historia espacial que cuando Neil Armstrong, Michael Collins y Edwin Aldrin regresaban a la tierra luego de su periplo por la luna, uno de ellos habló a Houston diciendo: “Vamos bajando”. Y para sorpresa de todos, en tierra respondieron: “¿bajando o subiendo?”. ¿Dónde queda abajo? Ya lo dijo Hermes Trismegisto: “como es arriba es abajo (…) No hay verdades absolutas sino verdades a medias”.























2 comentarios:

Muy Resp.·. Ben.·. y Cent.·. Log.·.Hosp.·. Gran.·. Nº 1 .Carta Patente Constitutiva del 23 de Junio de 1833. Logia Madre de Colombia dijo...

¡Poderosa, su reflexión¡

Solicito permiso para reproducir el post en nuestro blog.

Un abrazo

Tatiana Aguilera dijo...

Con placer he leido éste escrito, y gran parte de los demás publicados..Cúanta razón, cuánta verdad, todo es relativo en ésta vida, incluso el arte mismo de vivir.
Las fotos de Isla Negra, residencia de mi amado vate, me acercan a uno de mis compatriotas más queridos, saludos desde Santiago de Chile...

http://secuenciasdelalma.blogspot.com/