Poner dirección es un acto occidental. El saber fundamental, trascendental, está desprovisto de lógica, de teoría.
La dirección en la luz no existe. El entendimiento no goza de entendimiento. Sucede.
Poner dirección aquieta la búsqueda. La búsqueda llega a su fin, se fragmenta, se quiebra cuando la dirección aparece.
El resplandor nunca llega de manera directa. Se da, acontece a través de un reflejo, un cristal, un espejo.
Por eso la luz se mira de lado, nunca de frente. Mirar de frente es poner dirección, razonar, redundar en palabras.
La búsqueda transcurre de prisa, a oscuras, en completas “tinieblas” (¿Qué es la oscuridad sino exceso de luz?)
Entonces te toca, llega a ti, sacude los perfumes.
4 comentarios:
Excelente post y excelente blog me han agradado. Saludos desde Madrid, España!
Gracias por hacer resplandecer mi oficina hoy.
Perece ser que por ley de antítesis, cuando el entendimiento surge dejar de serlo, y se convierte en falacia...
Un saludo
DEFINITIVAMENTE LA VIDA ES SENCILLA Y HERMOSA, Y SU PEQUEÑO ESCRITO O PALABRAS LO RATIFICAN.
ELLA NO ES COMPLICADA NI ENRREDADA...
MUCHAS GRACIAS POR SU EXCELENTE REFLECION.
ANDRES ALVAREZ
ESTUDIANTE DE CIENCIAS RELIGIOSAS
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